¿ Por Qué Nos Atraen Las Malas Noticias?

¿ Por Qué Nos Atraen Las Malas Noticias?

 

¿Por Qué Nos Atraen Las Malas Noticias?

“Había una vez, 3 gatitos llamados Mena, Fena y Pena…”
Admito que me inventé a Mena y Fena, pero tú y yo sabemos que Pena muchas veces es consentida y protegida y como una mascota adorada. Hablamos de nuestra Pena y la acariciamos. Compartimos nuestra Pena con toros, con la esperanza que ellos escojan amar a nuestra Pena como nosotros.
Si tratas de ayudar a una persona a eliminar su Pena, se levantarán furiosamente a defenderla.
La gente que ha escogido amar la misma Pena, forman organizaciones y partidos políticos, unidos por una ansiedad compartida.
¿Te gustaría tener una ansiedad? Puede ser tuya si la quieres. Todo lo que tienes que hacer es fabricar interpretaciones pesimistas de eventos ambiguos y voilà, la ansiedad es tuya.
Jesús plantea un argumento sólido en contra de la pena en el 6to capítulo de Mateo, luego termina sus pensamientos con estas palabras: “No se inquieten por el día de mañana, que el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su propio afán.”
Ése es un versículo de la Biblia muy conocido, pero si verdaderamente escoges no preocuparte, la mayoría de la gente te considerará tonto e ingenuo.
Estamos programados desde nuestro nacimiento para ponerle atención al gruñido del tigre a nuestra izquierda, en vez de a la bella mariposa a nuestra derecha. Cuando estás cara-a-cara ante el peligro inminente, el miedo nos da enfoque y claridad. Es un imperativo biológico que nos mantiene vivos. Es por eso que le damos la mayor prioridad a las malas noticias.
Pero eso no quiere decir que el miedo siempre sea bueno.
¿Cuándo fue la última vez que te encontraste con un tigre?
En la ausencia de tigres rugientes, el hombre moderno ha escogido enfocar su necesidad de miedo más allá de este momento, más allá de sus circunstancias, más allá de la realidad objetiva.
Nuestro miedo del futuro se llama Pena.
Y yo no lo amo.
¿Cómo se sentiría si dejáramos de prestarle problemas al mañana?
Suena arriesgado, ¿verdad, no preocuparse acerca de las posibilidades que tal vez nunca sucedan? ¿Significaría eso el fin de la planificación? Tal vez sí. Pero también dispararía una explosión de improvisación.
Me parece recordar un escritor que dijo que, de todos modos, la mayoría de planes son tan sólo predicciones inexactas. Yo creo que tiene un buen punto.
¿En serio estoy sugiriendo que eliminemos la pena de nuestras vidas? No, fue Jesús quien lo sugirió. Yo solamente estoy contemplando las implicaciones de una decisión como ésa y encaminándote por un paseo de posibilidades.
El paisaje es interesante, ¿verdad?
Roy H. Williams

En su investigación de 1992, Graham C. L. Davey y James Hampton dijeron que si piensas en la preocupación como “un intento de encontrar una solución a una situación estresante, parece ser un proceso particularmente ineficiente… Borkovec (1983) reportó que los que se preocupan parecían ser muy pobres para generar soluciones exitosas o respuestas efectivas de adaptación, pero muy buenos para definir problemas.”
* Borkovec, T. D., Robinson, E., Pruzinsky, T. & Dupree, J. A. (1983).
Exploración preliminar de la preocupación: algunas características y procesos.
Investigación y Terapia de la Conducta, 21, 9-16.

¿De dónde viene la preocupación?
“El miedo se considera como una emoción básica, que surge de la operación de un sistema cerebral evolutivamente viejo que detecta y evita el peligro. En organismos más elevados, particularmente los humanos, el desarrollo de la capacidad de procesamientos cognitivos complejos permite la evocación del sistema del miedo por medio de representaciones simbólicas de peligros potenciales, no necesariamente presentes en este momento, o evitables.”
Andrew Mathews and Buddy Mackintosh, Un Modelo Cognitivo de Procesamiento Selectivo en la Ansiedad,
Terapia e Investigación Cognitiva, Vol. 22, No. 6, 1998, pp. 539-560

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