Archive October 21, 2019

Ver, pensar y hacer

Ver, pensar y hacer

Cada uno de nosotros crea nuestra propia realidad de nuestras interpretaciones de las cosas que observamos. Un patrón sistemático de interpretaciones se llama sesgo cognitivo.
Así es como funciona el sesgo cognitivo: si crees que los duendes hacen que llueva, entonces cada vez que llueve es prueba que existen los duendes.
Los sesgos cognitivos pueden ser minúsculos o masivos. Wikipedia tiene 192 de los más comunes organizados alfabéticamente en su Lista de sesgos cognitivos. Estos son algunos de mis favoritos:
Efecto de tercera persona: la creencia que los mensajes comunicados por medios masivos tienen un mayor efecto en otros que en nosotros.
Efecto de animadora: la tendencia de la gente de parecer más atractiva en un grupo que sola.
Efecto halo: La tendencia que las características positivas o negativas de una persona se pasen de un área de la personalidad a otra en nuestras percepciones de ellas. Esto es similar al Estereotipo de la Atracción Física, en la que suponemos que la gente que es físicamente atractiva también posee otras cualidades sociales deseables.
Y luego, por supuesto, hay algunos sesgos cognitivos trágicos como:
Desvanecimiento de la compasión: la predisposición a comportarse más compasivo hacia un menor número de víctimas identificables que a un número grande de víctimas anónimas.
Realismo ingenuo: la creencia que vemos la realidad como es — objetivamente y sin sesgo; que todos pueden ver los hechos fácilmente, que la gente racional va a estar de acuerdo con nosotros; y que los que no lo hacen no están informados, son holgazanes, irracionales o están sesgados.
Pero existen un par de sesgos cognitivos que no está en la lista de Wikipedia y estos sesgos corren tan profundo en nosotros, que forman nuestras creencias acerca de la naturaleza de la realidad y de cómo funciona el universo.
Este par de sesgos cognitivos deberían ser mejor llamados una dualidad, ya que mientras más te acercas a uno de ellos, más te alejas del otro.
Llamémosles:
“Causa-y-Efecto”
“No puedes saber algo con certeza hasta que llegas allí”.
La “Causa-y-Efecto” supone que vivimos en un mundo organizado que se puede predecir con certeza si tan sólo tenemos suficiente data. “Causa-y-Efecto” es el mundo de la Física de Newton y de cocinar con una receta. “Planifica tu trabajo y trabaja tu plan”.
La creencia contraria es que podemos calcular probabilidades, pero “No puedes saber algo con certeza hasta que llegas allí”. Este es el mundo de la improvisación, del Plan B, y la habilidad para cocinar algo maravilloso de lo que encuentres en la alacena. “Trabaja con lo que tengas”.
Los físicos han estado tratando de reconciliar estos sistemas de creencias desde 1927 cuando descubrieron que la Relatividad General y la Mecánica Cuántica son mutuamente excluyentes, aunque ambas pueden ser probadas de incondicionalmente.
Einstein, el campeón de la “Causa y Efecto” le dijo a Niels Bohr: “Yo, de cualquier forma, estoy convencido que Dios no tira los dados”.
A lo que Niels Bohr, el campeón del “No puedes saber algo con certeza hasta que llegas allí” replicó: “Deja de decirle a Dios qué hacer con sus dados”.
El físico Stephen Hawking diría más tarde: “Dios no sólo juega con dados, sino que algunas veces los tira a donde no se pueden ver”.
Tu sistema de creencias interno, inconsciente, dictamina si vas a:
A: Crear una receta, un plan paso-a-paso y luego buscar adquirir los elementos para actualizar ese plan, o
B: adquirir lo que sea que esté disponible para ti y luego decidir cómo organizarlo para su máximo aprovechamiento.
Ambos sistemas han probado ser profundamente efectivos.
Nunca trates de convencer a un practicante del sistema opuesto que su forma de pensar es estúpida, tonta o auto limitante.
Ellos probablemente tienen una larga lista de logros que van a demostrar que estás equivocado.
Roy H. Williams

ADVERTENCIA: La madriguera del conejo de hoy no es extensa, pero es muy profunda y está repleta. “Profunda” por sus ideas grandes, complejas y su reformulación de nuestro entendimiento. ¡Ustedes me trajeron cosas muy pesadas esta semana! También tenemos una fotos aéreas preciosas. Aruú. — Indy Beagle

Escape

Escape

Karl Marx dijo muy famosamente: “La religión es el opio de las masas”.
No, seamos más específicos. Lo que dijo en realidad fue: “Die Religion ist das Opium des Volkes”.
Antes de continuar, déjame decir que mi creencia en Dios es una elección que no está basada en argumentos o evidencia. Admito sin pena que escojo creer.
Aquellos, como Karl, quienes escogen no creer, frecuentemente dicen que mi creencia
En un alma inmortal
Y una vida después de ésta
Y en un Creador que nos da ambas,
No es nada más que un escape.
El escapismo es un tema interesante.
Los amantes de la naturaleza dan paseos largos para escaparse de la artificialidad de la vida intramuros.
Los amantes de los viajes se van de travesía para escapar lo predecible de sus alrededores.
Los amantes de los deportes miran juegos para escapar de la monotonía de sus vidas cotidianas.
Los amantes de la literatura leen libros para escapar de la silla en la que están sentados.
Los amantes de la nicotina y del alcohol fuman y toman para escapar de su humor.
Los amantes de la ciencia recogen datos para escapar de la idea de un mundo que está más allá del entendimiento.
En su libro, Acerca de historias: Y otros ensayos de literatura, C. S. Lewis escribe acerca de quejarse con su amigo, J.R.R. Tolkien acerca de esos pragmáticos condescendientes que descartan la ficción con un desprecio y un gesto de la mano:
“Nunca lo entendí del todo hasta que mi amigo el Profesor Tolkien me hizo una pregunta muy sencilla: ‘¿Qué clase de persona te esperas que estén más preocupados con y hostiles hacia la idea de escaparse?’ Y me dio la respuesta obvia: carceleros”.
Yo voto por el escape.
Escapa de lo que te disgusta haciendo lo que te gusta.
En las palabras de Charles Baudelaire:
“Y si algunas veces te despiertas, en las gradas de palacio, en lo verde de una cuneta, en la soledad tenebrosa de tu cuarto, tu intoxicación cediendo o esfumada, pregúntale al viento, las olas, las estrellas, los pájaros, los relojes, pregúntale a todo lo que huye, todo lo que se queja, todo lo que se mueve, todo lo que canta, todo lo que habla, pregúntales qué hora es. Y el viento, las olas, las estrellas, los pájaros, relojes, van a responder, ¡Es hora de elevarte! ¡Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, elévate; elévate constantemente! De vino, de poesía o de virtud, como quieras”.
Si amas la naturaleza, elévate en naturaleza. Si amas los viajes, los deportes, la literatura o la ciencia, elévate sobre eso. Y si amas a Dios, elévate en Él.
Voy a terminar con una cita de Oscar Wilde: “El egoísmo no es vivir como uno quiere hacerlo; es pedirle a otros que vivan con uno quiere hacerlo”.
Demócratas y republicanos, ¿están escuchando?
Roy H. Williams

Pensamiento mágico, segunda parte

Pensamiento mágico, segunda parte

(A.) “Había calor afuera.”
(B.) “El sol enfurecido me quemó desde arriba.”
¿Cuál de estas dos frases sentiste que era más interesante?
La personificación es una técnica utilizada por escritores y narradores para emocionar la imaginación de sus lectores y escuchas.
La personificación le da atributos humanos a cosas no humanas.
Hace veinticinco años, yo escribí: “Mientras Edmund Hillary contemplaba el horizonte desde la cima del Monte Everest, monitoreaba el tiempo en un reloj de pulsera que había sido diseñado específicamente para resistir la furia de la montaña más enojada del mundo…”
Más tarde en ese mismo anuncio, el joyero dice: “Encontrarás tu Rolex esperando pacientemente que tú llegues a recogerlo… en Joyeros Justice.”
Estas son algunos otros ejemplos de personificación:
“El agua fragmentada hizo una pared de niebla.
Olas enormes miraban sobre el hombro de las que seguían
Y pensaron hacerle algo a la orilla
Que el agua nunca le hizo antes a la tierra.”
— Robert Frost, las primeras líneas de Una vez sobre el Pacífico
“¿Tienes una fuente en tu pequeño corazón
En donde soplan las flores tímidas
Y a donde van a tomar los pájaros ruborizados
Y donde las sombras tiemblan tanto?”
— Emily Dickinson, ¿Tienes una fuente en tu pequeño corazón?
Te puedes haber fijado que ambos de esos ejemplos son de poetas famosos. Esto no fue ni accidente ni coincidencia. Yo he creído durante mucho tiempo que los buenos poetas son los mejores maestros de cómo escribir publicidad poderosa. Un poeta puede cambiar lo que pensamos y sentimos y hacerlo en una economía breve y apretada de palabras.
¿Te escuché decir “autor de canciones”? ¿Qué es un autor de canciones sino un poeta que también escribe música?
Yo considero que la personificación es parte de una categoría más grande llamada Pensamiento Mágico, una forma de escribir caracterizada por elementos de lo fantástico — intercalados con un sentido de la presentación serio — en una historia que en su mayoría es verdadera.
El pensamiento mágico se evidencia mejore en un estilo de escritura conocido como Realismo Mágico, el cual está mejor ejemplificado por Gabriel García Márquez:
Tan pronto como José Arcadio cerró la puerta del dormitorio, el estampido de un pistoletazo retumbó la casa. Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un curso directo por los andenes disparejos, descendió las escalinatas y subió pretiles, pasó de largo por la calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada atravesó la sala de visitas pegado a las paredes para no manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una cura amplia la mesa del comedor, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Amaranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan.
— ¡Ave María Purísima! -gritó Úrsula
– Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, cap. 7
Pero no todos tienen el gen que permite el pensamiento mágico.
Considera la famosa canción de England Dan y John Ford Coley. ¿Recuerdas estas frases?
“No estoy hablando de vivir juntos
Y no quiero cambiarte la vida
Pero hay un aire tibio que mueve las estrellas brillantes
Y realmente me gustaría verte esta noche.”
La gente que no tiene el gen del pensamiento mágico escucha:
“… pero hay un aire tibio que se mueve, las estrellas brillantes,
Y realmente me gustaría verte esta noche.”
El valor del pensamiento mágico es que estimula la imaginación y pone a los escuchas en un marco de pensamiento en el que pueden considerar cosas nuevas y diferentes. El pensamiento mágico no le atrae al hemisferio linear, secuencial, de razonamiento deductivo, izquierdo de nuestro cerebro. Le atrae al hemisferio derecho, el cual no separa la fantasía de la realidad; ese es el trabajo del cerebro izquierdo. El reino del cerebro derecho es la tierra de las posibilidades infinitas, en donde cualquier cosa y todo puede suceder.
Las franquicias de películas como Los juegos del hambre, La guerra de las galaxias, Viaje a las estrellas, Muerte súbita, Crepúsculo, Indiana Jones, James Bond, Jason Bourne, John Wick, La Matriz, Parque jurásico, Misión: Imposible, Los piratas del Caribe, Los guardianes de la galaxia, y El señor de los anillos, existen enteramente en el reino del pensamiento mágico.
Los Estudios Marvel construyeron un imperio sobre eso, al igual que Disney y Pixar.
El pensamiento mágico no debe ser confundido con la simple exageración.
Los mentirosos y los farsante exageran. Pero los narradores persuasivos nos encantan con el pensamiento mágico, diciendo lo que es obviamente imposible como si fuera perfectamente razonable.
La próxima vez que necesites persuadir a alguien, ¿podría ser útil ponerlos en un marco de pensamiento para considerar cosas nuevas y diferentes? ¿Crees que ayudaría persuadirlos para que entraran en el reino de las posibilidades en el que cualquier cosa y todo es posible?
Si es así, sólo tengo cuatro palabras para que consideres:
“La Academia del Mago”.
Roy H. Williams
NOTA DE Indy Beagle — el mago ha estado escribiendo una columna para la revista Radio Ink, cada dos semanas durante los últimos 21 años. Luego de hacerle un par de alteraciones menores, mandó el Memo del Lunes por la Mañana de hoy como un documento en un correo electrónico a Ed Ryan, el editor en jefe de esa revista. El texto que lo acompañaba decía: “Ed, junté 837 de las palabras más amigables que pude encontrar. En este momento están teniendo una fiesta en el documento adjunto”.
Je, je, je. Ese chico no puede contenerse cuando lo alcanza el Pensamiento Mágico. — Indy