Hombre muerde a perro

Hombre muerde a perro

Lo predecible es el asesino silencioso de la persuasión.
Cuando la electricidad estática satura el cielo, eleva el pararrayos de los nuevo, lo sorprendente y lo diferente y deja que comience el concierto.
Lo resonante del gran tambor bajo va a hacer que tiemblen las cortinas mientras los láser iluminan la noche.
Dale a esa electricidad ansiosa algo en qué enfocarse. Gánate la atención de la tormenta. No nos digas: “Era una noche oscura y tormentosa”.
Ilumínala.
Cuando tu hoja dentada abra una grieta en el cielo y haga que grite la noche, vamos a elevar nuestras caras hacia lo mojado y reiremos hasta que la grama esté verde de nuevo.
Ilumínala.
Rara vez elevamos nuestras caras de estas pantallas destelleantes porque tú rara vez tienes algo nuevo qué decir. Nos quedamos viendo a la electricidad detrás del vidrio porque siempre es algo nuevo, siempre sorprendente, siempre diferente.
Míranos a los ojos y verás que la electricidad estática de nuestro aburrimiento siempre está allí, siempre ansiosa, siempre buscando un escape. Eleva tu pararrayos hacia esa oscuridad. Préndele fuego a nuestro mundo con lo inesperado. Te vamos a recompensar con nuestra atención.
Los duendes, las hadas, los espíritus y los elfos corren desnudos por la oscuridad, riéndose de todo, carcajeándose con felicidad, los ojos brillantes, los pies que vuelan, corren con abandono, sin miedo a nada.
¿A qué le tienes miedo?
¿Tú lees el relleno aburrido, lleno de datos? ¿O lees el relleno hecho de algo distinto?
Así como lees, así vas a escribir.
Cuando palabras coloridas e inesperadas llenen tu vista, habrás elevado tu pluma hacia la noche y la habrás llenado de la tinta de la luz eléctrica.
Ahora escribe.
Cuando no tengas nada qué decir, no dejes que nadie te convence de decirlo.
Pero cuando tengas algo qué decir, no lo digas en esquinas regulares y ordenadas. Dilo con el ritmo de hadas corriendo desnudas por la noche. Enfurécete, enfurécete en contra de la muerte de la luz.
En dónde comiences no es importante. Cómo procedas es todo lo que importa.

Así que diga. ¿Que pasa después?

Era la noche antes de Navidad y por toda la casa, ni una criatura se movía, ni siquiera el hada escondida detrás de las cortinas con un fósforo en una mano y una botella de vodka en la otra.
Este no es el final. Este no es ni siquiera el comienzo del final. Pero este es el fin del comienzo.
Así que dime, ¿qué sucede después?
Roy H. Williams

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