Hagamos viajes en el tiempo

Hagamos viajes en el tiempo

La Tierra de La Mancha de Gordon Atkinson es la mejor obra literaria acerca de estar solo que haya sido puesta en crónica desde que Henry David Thoreau pasó 2 años en La Poza de Walden.
Así es como Thoreau abre ese enteramente icónico libro norteamericano:
“Cuando yo escribí las siguientes páginas, o mejor dicho la mayor parte de ellas, yo vivía solo, en el bosque, a más de una milla de distancia de cualquier vecino, en una casa que construí por mí mismo, en la orilla de La Poza de Walden, en Concord, Massachusetts y me ganaba la vida con el trabajo de mis manos, de forma exclusiva. Viví allí por dos años y dos meses.”
La Poza de Walden, por cierto, está a tan sólo 2.2 millas del viejo Puente del Norte en Concord en donde le dispararon a un soldado británico el “disparo que se escuchó en todo el Mundo” que disparó la Guerra de la Revolución.
Ven conmigo a julio de 1845 cuando Henry David Thoreau llegó por primera vez a La Poza de Walden:
Tan sólo han pasado 69 años desde que Thomas Jefferson escribió el documento por medio del cual 13 colonias de Inglaterra se separaron del Rey Jorge y se unieron para formar esta nación bebé. (Para poner esto en perspectiva, han pasado 69 años desde que Chevrolet presento al Corvette. — RHW). Hay decenas de miles de estadounidenses hoy que se pueden recordar de crecer en las 13 colonias. Ellos se pueden recordar de leer los periódicos de Benjamin Franklin con su constante descarga de artículos apoyando “La no imposición sin representación” y cómo esas huellas se oscurecieron con tinta de periódicos aún fresca.
La Florida se convirtió en el Estado número 27 hace 90 años y Johnny Appleseed murió 15 días más tarde. Se habla que La República de Texas también puede convertirse en estado. Los periódicos de Nueva York zumban con un nuevo poema de Poe en el que un cuervo se pasea diciendo “Nuncamás”.
Ésos eran los Estados Unidos cuando Henry David Thoreau se adentró en el bosque de donde él y su libro Walden emergerían 2 años y 2 meses más tarde.
¿Nunca has leído Walden? Esto es un breve extracto de “Vecinos Brutales”, uno de los últimos capítulos:
“Los ratones que espantaban mi casa no eran comunes, eran de la especie de salvajes que se dice que fueron introducidos al país y que no se encontraban en la aldea. Le envié uno a un naturalista distinguido y le interesó mucho. Cuando yo estaba construyendo, uno de éstos tenía su nido debajo de la casa y antes que yo hubiera el soporte del segundo piso y hubiera barrido las virutas, él llegaba de forma usual para el almuerzo y recogía las migas regadas a mis pies. Probablemente nunca había visto a un hombre; y pronto se volvió muy familiar y corría sobre mis zapatos y hacia mi ropa. Podía ascender sin problema por los lados del cuarto por medio de impulsos cortos, como una ardilla, a la cual se le asemejaba en movimientos. A la larga, mientras yo aprendi con mi codo en la banca el otro día, se subió a mi ropa, a lo largo de mi manga y esquivó y jugó con ella, vino y la mordisqueó, posada en mi mano y luego se limpió la cara y las garras.

Gordon Atkinson aún está escribiendo su libro La Tierra de La Mancha pero hace tres días él subió 25 entradas de un diario que él ha mantenido desde el día que se convirtió en el artista-en-residencia inaugural en La Academia del Mago.
Gordon y yo aún no hemos hablado. Vas a entender por qué cuando hayas leído lo que él escribió.
Roy H. Williams
P.D.: El Memo del Lunes por la Mañana de la otra semana se titula “Cómo ganar en los negocios” y trae muchas cosas que nunca le he escuchado hacer. __ Indy Beagle

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