Pensamiento vertical y horizontal

Pensamiento vertical y horizontal

Pensamiento vertical y horizontal

 

El pensamiento vertical es paso-a-paso, procedimental, enfocado en el resultado. Te ayuda a lograr que las cosas sucedan.
Siempre preguntándose: “¿Cuál es el siguiente paso obvio?”, el pensamiento vertical lleva a la evolución incremental y al refinamiento. Es un ajuste que mantiene lo que has logrado y luego “clic”, te da un poco más. Los japoneses le llaman kaizen, “mejora continua”.
El conocimiento vertical es angosto y profundo. Especializado. Experto. Ordenado.
El pensamiento horizontal es sin límites y ancho. Es una luz que ilumina las anomalías en un océano de similitudes. Es la red de intersecciones en un mapa de metáforas. Es el detective que resuelve rompecabezas viendo patrones, conexiones y relaciones.
Intuitivo e instintivo, el pensamiento horizontal lleva a innovaciones preguntando: “¿Qué no pertenece y por qué?”. Es un imán que saca la aguja del pajar. Los lingüistas le llaman el momento ¡Ajá!, o el momento eureka, esa experiencia humana común de entender de pronto un problema o concepto previamente incomprensible.
El conocimiento horizontal sabe un poco acerca de todo. Es caótico, busca patrones, creativo.
Todas las personas sanas piensan en forma vertical y horizontal, aunque la mayoría de nosotros prefiere una o la otra.
Las sociedades más efectivas tienen un socio que prefiere pensar verticalmente y otro que prefiere pensar horizontalmente.
Estos socios son los que hacen milagros cuando no se están volviendo locos el uno al otro.
¿Tienes una preferencia fuerte por una forma de pensar? El primer gran reto en tu viaje al éxito va a ser encontrar un socio que sea tu opuesto. Una persona que le dé el Willy a tu Wonka.
Pero esa es la parte fácil. La parte difícil es que respetes la opinión de esa persona y la uses para hacer algo, aún cuando tu instinto sea desecharlo sin pensar por ser “irrelevante”.
Lo más probable es que ya tienes a esa persona en tu vida. Probablemente más de una. Así que te dejo una sugerencia: la próxima vez que te ofrezcan una opinión o una posible solución, míralo como un regalo valioso que necesita ser abierto y examinado.
Vas a sorprenderte de la diferencia que eso hace.
Roy H. Williams

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