El precio de la conformidad

El precio de la conformidad

El precio de la conformidad

El objeto de la conformidad y la complacencia es hacer que lo mejor del pasado hacia el frente.

Una persona puede alcanzar resultados expertos siguiendo los pasos de un experto.

Las viejas maneras frecuentemente son las mejores maneras.

Pero tú, mi amigo de carácter fuerte, eres un inconforme; un renegado, un rebelde, un desadaptado. Una de “esas” personas.

Felicitaciones. ?

Los descubrimientos los hacen sólo aquéllos que se desvían del camino.

“Cometo más errores que cualquier otra persona que conozco y, tarde o temprano, patento la mayoría.”

– Thomas Edison

“Si una persona no se pone al paso de sus compañeros, tal vez es porque escucha a un músico diferente. Déjalo que camine al paso de la música que escucha, no importa qué tan despacio o lejos sea.”

– Henry David Thoreau

“La recompensa de la conformidad es que le caes bien a todo el mundo, menos a ti.”

– Rita Mae Brown, Venus Envy

Tú y yo conocemos un secreto poderoso: la sabiduría tradicional frecuentemente es más tradición que sabiduría.

Ese tipo de discurso es herejía cuando estás rodeado de los guardianes de lo ortodoxo. Esperemos que ninguno de ellos esté escuchando.

Dos Preguntas Poderosas y una Palabra Mágica:

1 Cuando alguien grita: “¡No puedes hacer eso!”

Pregúntate: “¿Qué pasa si lo hago?”

Si la recompensa potencial es grande y las consecuencias negativas son pequeñas, hala el gatillo y cabalga sobre el proyectil.

2 Cuando alguien te dice: “Lo tienes que hacer.”

Pregúntate: “¿Qué pasa si no lo hago?”

Si tu disgusto por la actividad es fuerte y las consecuencias negativas son débiles, encógete de hombros y vete.

Estamos hablando acerca de un concepto simple pero poderoso: la evaluación de las consecuencias.

A veces es mejor aprender del consejo experto y del ejemplo.

A veces es mejor salirse del camino conocido y aprender de las consecuencias.

Tu instinto te dirá cuándo.

Esta es otra forma de poner a las “consecuencias” a trabajar para ti:

La próxima vez que quieras hacer algo no ortodoxo y necesites permiso, dile a la autoridad arriba tuyo: “Me gustaría hacer un experimento.”

E inmediatamente después, diles:

1. lo que esperas aprender,

2. por qué va a ser útil esa información,

3. cuánto tiempo va a tomar ese experimento y

4. cuánto va a costar.

Te va a explotar la mente qué tan seguido vas a conseguir aprobación. Presenta la misma idea como un cambio sugerido al status quo y te van a bajar del cielo más rápido que un pato durante la temporada de cacería.

La palabra mágica es “Experimento”.

Un “experimento” promete

1. una ventana de tiempo y de recursos bajo un presupuesto y

2.“Vamos a aprender algo valioso que no conocemos ahora.”

El precio de la conformidad y la complacencia continuadas es que nunca nadie experimente el descubrimiento.

¡Qué manera tan triste de vivir!

Ciao por ahora,

Roy H. Williams

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