¿Te Conoces a Ti?

¿Te Conoces a Ti?

¿Te Conoces a Ti?
Cuando sientas que tu mente divaga, hazte estas dos preguntas:
¿Qué estoy pensando?
¿Por qué lo estoy pensando?
Y cuando estés ocupado, hazte estas tres preguntas:
¿Qué estoy haciendo?
¿Qué espero ganar con eso?
¿Por qué me importa esto?
Haz estas preguntas y esquivarás el proyectil que disparó Sócrates hacia el futuro cuando dijo:
“La vida sin examinar no vale la pena vivirse.”
“Todo lo que nos irrita de otras personas nos puede llevar a entendernos a nosotros mismos.”
Haz una lista de las cositas que más te irritan en otros y aprenderás algo de ti mismo.
Pero luego tenemos que lidiar con lo que nos dijo el Dr. Richard Cytowic, aquél neurólogo famoso:
“No todo lo que somos capaces de conocer y hacer es accesible o expresable en el lenguage.  ¡Esto quiere decir que algo de nuestro conocimiento personal está fuera de alcance aún a nuestros propios pensamientos internos! Tal vez sea por esto que los humanos estamos tan frecuentemente en lucha con nosotros mismos, porque están sucediendo más cosas en nuestras mentes de lo que podemos conocer conscientemente.”
Vaya.  De acuerdo con Cytowic, hay cosas que suceden en nuestras cabezas que no pueden ser habladas; cosas que ni siquiera sabemos que sabemos.
Y luego, sólo para asegurarnos por completo que no nos volvamos tan arrogantes con esto del auto-examen, la Dra. Jerre Levy de MIT nos lanza su propio cocktail molotov especial:
“El hemisferio izquierdo del cerebro mapea la información espacial en un orden temporal, mientras el hemisferio derecho del cerebro mapea la información temporal en un orden espacial.  En cierto sentido, el entendimiento consiste mayoritariamente de la traducción de información hacia un lado y el otro entre un ordenamiento temporal y uno espacial – resultando en una especie de conocimiento de profundidad estereoscópico.”
¿Que qué?
De forma extraña, la solución para desenmarañar este nudo irremediablemente enredado que llamamos la auto-identidad, se puede encontrar en el consejo de una persona imaginaria de un libro de ciencia ficción acerca de arqueología en otros planetas:
“Muéstrame lo que admira una persona y te diré todo lo que importa acerca de ella.”
Maggie Tufu, Los Motores de Dios, pág. 398
¿Quieres conocerte mejor a ti mismo?
Haz rápido una lista de tus:
2 artistas visuales favoritos
3 poemas favoritos
4 historias favoritas
5 películas favoritas
6 canciones favoritas
Cuando hayas terminado esa lista, llévala contigo hacia la madriguera del conejo e Indiana Beagle te dirá que hacer después.
Allí te miro.
Roy H. Williams
¿Estás listo para publicar?  Yo sabía que era difícil conocer a mi editor – casi imposible – y yo sabía que más de la mitad de los libros que ha publicado se han convertido en bestsellers del Wall Street Journal y del New York Times.  Ningún otro editor ha alcanzado ni siquiera el 5 por ciento.  Pero tengo que admitir que no estaba preparado para lo que sucedió cuando me adentré con él en los 2,670,000 pies cuadrados del McCormick Place en Chicago en 1999. Era la Convención Nacional de Vendedores de Libros.  Todos los editores sobre la faz de la tierra estaban allí y prácticamente todos los autores.  Pero cuando Ray Bard entró en ese salón, fue como si William Shatner y Leonard Nimoy hubieran entrado en Comic-con vestidos como Kirk y Spock.  Una ola me sacó hacia el mar mientras yo miraba como Ray se convertía en una isla cada vez más pequeña en la distancia.  Lo rodeaban editores y autores de todos lados, queriendo invitarlo a un trago, o un almuerzo, o una cena, o un desayuno.  Ray tuvo que empujar para hacerse un espacio entre los brazos extendidos que le presentaban tarjetas de negocios para regresar hacia donde yo estaba.  Cuando Pennie y yo lanzamos la Academia del Mago en el 2000, Ray Bard accedió a ser nuestro primer Presidente del Consejo. Y ahora accedió a contarte todo lo que hay que saber para publicar tu libro de no-ficción.  La vida se resume en unos pocos momentos.  Conocer a Ray Bard, para mí, fue uno de esos.  RHW
¿Te Conoces a Ti?
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Cuando sientas que tu mente divaga, hazte estas dos preguntas:
¿Qué estoy pensando?
¿Por qué lo estoy pensando?
Y cuando estés ocupado, hazte estas tres preguntas:
¿Qué estoy haciendo?
¿Qué espero ganar con eso?
¿Por qué me importa esto?
Haz estas preguntas y esquivarás el proyectil que disparó Sócrates hacia el futuro cuando dijo:
“La vida sin examinar no vale la pena vivirse.”
“Todo lo que nos irrita de otras personas nos puede llevar a entendernos a nosotros mismos.”
Haz una lista de las cositas que más te irritan en otros y aprenderás algo de ti mismo.
Pero luego tenemos que lidiar con lo que nos dijo el Dr. Richard Cytowic, aquél neurólogo famoso:
“No todo lo que somos capaces de conocer y hacer es accesible o expresable en el lenguage.  ¡Esto quiere decir que algo de nuestro conocimiento personal está fuera de alcance aún a nuestros propios pensamientos internos! Tal vez sea por esto que los humanos estamos tan frecuentemente en lucha con nosotros mismos, porque están sucediendo más cosas en nuestras mentes de lo que podemos conocer conscientemente.”
Vaya.  De acuerdo con Cytowic, hay cosas que suceden en nuestras cabezas que no pueden ser habladas; cosas que ni siquiera sabemos que sabemos.
Y luego, sólo para asegurarnos por completo que no nos volvamos tan arrogantes con esto del auto-examen, la Dra. Jerre Levy de MIT nos lanza su propio cocktail molotov especial:
“El hemisferio izquierdo del cerebro mapea la información espacial en un orden temporal, mientras el hemisferio derecho del cerebro mapea la información temporal en un orden espacial.  En cierto sentido, el entendimiento consiste mayoritariamente de la traducción de información hacia un lado y el otro entre un ordenamiento temporal y uno espacial – resultando en una especie de conocimiento de profundidad estereoscópico.”
¿Que qué?
De forma extraña, la solución para desenmarañar este nudo irremediablemente enredado que llamamos la auto-identidad, se puede encontrar en el consejo de una persona imaginaria de un libro de ciencia ficción acerca de arqueología en otros planetas:
“Muéstrame lo que admira una persona y te diré todo lo que importa acerca de ella.”
Maggie Tufu, Los Motores de Dios, pág. 398
¿Quieres conocerte mejor a ti mismo?
Haz rápido una lista de tus:
2 artistas visuales favoritos
3 poemas favoritos
4 historias favoritas
5 películas favoritas
6 canciones favoritas
Cuando hayas terminado esa lista, llévala contigo hacia la madriguera del conejo e Indiana Beagle te dirá que hacer después.
Allí te miro.
Roy H. Williams
¿Estás listo para publicar?  Yo sabía que era difícil conocer a mi editor – casi imposible – y yo sabía que más de la mitad de los libros que ha publicado se han convertido en bestsellers del Wall Street Journal y del New York Times.  Ningún otro editor ha alcanzado ni siquiera el 5 por ciento.  Pero tengo que admitir que no estaba preparado para lo que sucedió cuando me adentré con él en los 2,670,000 pies cuadrados del McCormick Place en Chicago en 1999. Era la Convención Nacional de Vendedores de Libros.  Todos los editores sobre la faz de la tierra estaban allí y prácticamente todos los autores.  Pero cuando Ray Bard entró en ese salón, fue como si William Shatner y Leonard Nimoy hubieran entrado en Comic-con vestidos como Kirk y Spock.  Una ola me sacó hacia el mar mientras yo miraba como Ray se convertía en una isla cada vez más pequeña en la distancia.  Lo rodeaban editores y autores de todos lados, queriendo invitarlo a un trago, o un almuerzo, o una cena, o un desayuno.  Ray tuvo que empujar para hacerse un espacio entre los brazos extendidos que le presentaban tarjetas de negocios para regresar hacia donde yo estaba.  Cuando Pennie y yo lanzamos la Academia del Mago en el 2000, Ray Bard accedió a ser nuestro primer Presidente del Consejo. Y ahora accedió a contarte todo lo que hay que saber para publicar tu libro de no-ficción.  La vida se resume en unos pocos momentos.  Conocer a Ray Bard, para mí, fue uno de esos.  RHW
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