Sigue Jugando

Sigue Jugando

He estado pensando mucho acerca de envejecer.  Ahora seguro que soy un cliché:  un hombre de mediana edad que contempla todas las cosas de su vida que probablemente van a quedar sin concluir.
Los detonantes más extraños lo embarcan a uno en estos viajes melancólicos.  Y por “uno” quiero decir hombres sobre-protegidos. El viaje introspectivo de hoy fue detonado cuando Dale Betts me preguntó acerca de las 12 Etapas de Seducción.  Él recordaba haber leído un memo que hablaba de éstas pero no había podido encontrarlo en los archivos del MemoDelLunesPorLaMañana.
Yo se lo encontré.  Ese memo fue del 10 de noviembre del 2008, hace dieciocho meses.
Maldición.  Dieciocho meses.  Un año y medio.
Recuerdo haberlo escrito. Recuerdo a Pennie pidiéndome que la ayudara a colgar camisas de la secadora, el cliente con el que me iba a reunir cuando el sol saliera, las cuentas que me tenía preocupado pagar.
¿A dónde se va el tiempo cuando pasa?  ¿Se evapora y desaparece?  ¿Estará en el folder de un archivo?
Yo creo que mi dedo ha estado presionando el botón de adelantado-rápido cuando debería haberme conformado con que continuara el juego.
“Pero si estás conforme”, nos dicen, “no estás viviendo a todo tu potencial.”
El estar conformes es otro concepto interesante, un espejismo titilante acerca del cual escuchamos, pero que nunca vemos.
“Compramos cosas que no necesitamos con dinero que no tenemos para impresionar a gente que no nos cae bien.”  – Kim Foss
Pablo nos dice que una persona que conoce a Dios y está conforme es la persona más rica de la tierra “pues no trajimos nada a este mundo y es seguro que no nos llevamos nada.”
Sí, mi dedo ha estado presionando el botón del adelantado-rápido cuando debería haberme conformado con que continuara el juego.
Jugar es el tercer concepto interesante que está dando vueltas por mi mente.  Recuerdo haber escrito acerca de él recientemente.  ¿Cuándo fue eso?  Discúlpame mientras lo busco en los archivos.
Miér…coles.  Escribí ése el 12 de mayo del 2003, hace casi 7 años.
Sí, soy un cliché.  Abre conmigo la página 17 de El Manual Para Hombres Con Crisis de Mediana-Edad.  Miro en la página 17 que tengo 2 opciones:
1. Comprarme un carro deportivo, un tupé y una membresía en un gimnasio.
2. Adquirir un hobby.
Definitivamente el número uno no va a suceder y tampoco me gusta mucho la palabra “hobby.” No conecta con palabras grandes como “felicidad” y “epifanía.” Por lo que me voy a quedar con “juego.”
Juego no sólo conecta con las palabras grandes; es una de ellas.
Mi memo del 2003 me dice que para que una actividad sea juego debe ser:
1. intrínsecamente motivante.
Si estás jugando porque quieres ganar un trofeo, no estás realmente jugando por placer y por lo tanto no estás jugando realmente.
2. escogido libremente.
Si estás jugando porque alguien te dijo que lo hicieras, no estás jugando realmente.
3. activamente absorbente.
Si cuando juegas estás desinteresado en el juego, no estás jugando en esencia.
4. divertido.
Debes obtener placer de él.
El juego es un atajo a la felicidad.  La risa es medicina.  Tú ya sabes estas cosas.  ¿Pero sabías también que es sorprendentemente probable que la gente que no tiene nada se describa a sí mismas como felices?
Permíteme aclararme: no estoy recomendando la pobreza como la clave de la felicidad.  Pero en su libro, Felicidad Alrededor del Mundo: La Paradoja de los Pobres Felices y los Millonarios Miserables, la Profesora Carol Graham desmiente firmemente la supuesta conexión entre la riqueza y la felicidad.
Por ejemplo:  los ciudadanos de Japón ganan y gastan 25 veces más que los ciudadanos de Nigeria, pero no es más seguro que los japoneses se describan a sí mismos como felices.  La científica Graham llevó a cabo un estudio exhaustivo de la población mundial, lo cuál la llevo a concluir: “Los niveles más altos de ingreso per capita no se traducen directamente en niveles promedio de felicidad más elevados.”
Evidentemente, Frank McKinney Hubbard tenía razón: “Es muy difícil saber qué trae la felicidad; la pobreza y la riqueza han fallado.
Yo creo que no hay nada en el mundo que te pueda “hacer” feliz.
La felicidad es una decisión.
Y es gratis.
Sigue Jugando  Roy H. Williams57 BeaglePirateTrio
57 BeaglePirateTrio
He estado pensando mucho acerca de envejecer.
Ahora seguro que soy un cliché:  un hombre de mediana edad que contempla todas las cosas de su vida que probablemente van a quedar sin concluir.
Los detonantes más extraños lo embarcan a uno en estos viajes melancólicos.  Y por “uno” quiero decir hombres sobre-protegidos. El viaje introspectivo de hoy fue detonado cuando Dale Betts me preguntó acerca de las 12 Etapas de Seducción.  Él recordaba haber leído un memo que hablaba de éstas pero no había podido encontrarlo en los archivos del MemoDelLunesPorLaMañana.
Yo se lo encontré.  Ese memo fue del 10 de noviembre del 2008, hace dieciocho meses.
Maldición.  Dieciocho meses.  Un año y medio.
Recuerdo haberlo escrito. Recuerdo a Pennie pidiéndome que la ayudara a colgar camisas de la secadora, el cliente con el que me iba a reunir cuando el sol saliera, las cuentas que me tenía preocupado pagar.
¿A dónde se va el tiempo cuando pasa?  ¿Se evapora y desaparece?  ¿Estará en el folder de un archivo?
Yo creo que mi dedo ha estado presionando el botón de adelantado-rápido cuando debería haberme conformado con que continuara el juego.
“Pero si estás conforme”, nos dicen, “no estás viviendo a todo tu potencial.”
El estar conformes es otro concepto interesante, un espejismo titilante acerca del cual escuchamos, pero que nunca vemos.
“Compramos cosas que no necesitamos con dinero que no tenemos para impresionar a gente que no nos cae bien.”  – Kim Foss
Pablo nos dice que una persona que conoce a Dios y está conforme es la persona más rica de la tierra “pues no trajimos nada a este mundo y es seguro que no nos llevamos nada.”
Sí, mi dedo ha estado presionando el botón del adelantado-rápido cuando debería haberme conformado con que continuara el juego.
Jugar es el tercer concepto interesante que está dando vueltas por mi mente.  Recuerdo haber escrito acerca de él recientemente.  ¿Cuándo fue eso?  Discúlpame mientras lo busco en los archivos.
Miér…coles.  Escribí ése el 12 de mayo del 2003, hace casi 7 años.
Sí, soy un cliché.  Abre conmigo la página 17 de El Manual Para Hombres Con Crisis de Mediana-Edad.  Miro en la página 17 que tengo 2 opciones:
1. Comprarme un carro deportivo, un tupé y una membresía en un gimnasio.
2. Adquirir un hobby.
Definitivamente el número uno no va a suceder y tampoco me gusta mucho la palabra “hobby.” No conecta con palabras grandes como “felicidad” y “epifanía.” Por lo que me voy a quedar con “juego.”
Juego no sólo conecta con las palabras grandes; es una de ellas.
Mi memo del 2003 me dice que para que una actividad sea juego debe ser:
1. intrínsecamente motivante.
Si estás jugando porque quieres ganar un trofeo, no estás realmente jugando por placer y por lo tanto no estás jugando realmente.
2. escogido libremente.
Si estás jugando porque alguien te dijo que lo hicieras, no estás jugando realmente.
3. activamente absorbente.
Si cuando juegas estás desinteresado en el juego, no estás jugando en esencia.
4. divertido.
Debes obtener placer de él.
El juego es un atajo a la felicidad.  La risa es medicina.  Tú ya sabes estas cosas.  ¿Pero sabías también que es sorprendentemente probable que la gente que no tiene nada se describa a sí mismas como felices?
Permíteme aclararme: no estoy recomendando la pobreza como la clave de la felicidad.  Pero en su libro, Felicidad Alrededor del Mundo: La Paradoja de los Pobres Felices y los Millonarios Miserables, la Profesora Carol Graham desmiente firmemente la supuesta conexión entre la riqueza y la felicidad.
Por ejemplo:  los ciudadanos de Japón ganan y gastan 25 veces más que los ciudadanos de Nigeria, pero no es más seguro que los japoneses se describan a sí mismos como felices.  La científica Graham llevó a cabo un estudio exhaustivo de la población mundial, lo cuál la llevo a concluir: “Los niveles más altos de ingreso per capita no se traducen directamente en niveles promedio de felicidad más elevados.”
Evidentemente, Frank McKinney Hubbard tenía razón: “Es muy difícil saber qué trae la felicidad; la pobreza y la riqueza han fallado.
Yo creo que no hay nada en el mundo que te pueda “hacer” feliz.
La felicidad es una decisión.
Y es gratis.
Sigue Jugando  Roy H. Williams

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