![](http://www.elmagodelapublicidad.com/wp-content/uploads/2024/10/Screenshot-2024-10-06-at-11.43.12-1024x671.png)
Me sentía emocionado al estar allí, haciendo fila para tomar unas costillas, brisket, ensalada de papa y col slaa para luego sentarme cerca de las cubetas llenas de hielo y tomar mi primer Shiner Bock de la tarde.
Estaba con Páez, Gaby y Sebastian en el legendario lugar de barbacoa cerca del centro de convenciones de Austin en Texas, el Iron Works.
Afuera, el Iron Works parece un granero típico de las películas. El color rojo vibrante de sus láminas y su rótulo rústico te dice que ha sido un lugar favorito de los Austinitas por décadas. Adentro, los manteles cuadriculados, los grandes rollos de mayordomos y las pequeñas estaciones de servicio te dicen que no es el típico lugar de servicio donde el mesero pasa a cada poco preguntándote si todo está bien, aquí, tenés que servirte vos mismo. En las hieleras llenas hay agua pura, sodas, jugos y cerveza. La última vez que fui un par de meses, también había cidra, una bebida ahora muy popular de la ciudad.
Era el día 13 de marzo del 2013. Durante este mes, todos los años, Austin se llena de turistas de todas partes del mundo por el festival South by Southwest que dura tres semanas, “Southby” para los que ya han ido. Son tres semanas divididas en eventos de tecnología, innovación, cine y música. Nosotros estábamos allí para hacer nuestros showcases durante la última semana, la de música. Gaby Moreno había tocado la noche anterior y volvía a tocar el jueves. Malacates, tocábamos el sábado. Así que estábamos emocionados por habernos encontrado allí para almorzar.
Pero yo estaba aún más emocionado porque cada vez que voy Austin desde el 2005, termino conociendo a personas bien interesantes y de vez en cuando a famosos con quien logro platicar un rato, en vez de un momentito para pedirle el autógrafo. Austin tiene esa magia, es una ciudad musical y bastante relajada donde encontrarse a una celebridad haciendo cosas de gente normal, realmente no es noticia. Aquí no hay paparazzis.
Estaba emocionado porque en la fila, adelante de mí, estaba una leyenda de la producción musical. Gustavo fu-ck-ing Santaolla. Antes de que el mundo lo conociera por ser el compositor de “Last of Us”, Gustavo había producido básicamente a la mitad de mis bandas favoritas de música en español. Molotov, Fabulosos Cadillacs, La Bersuit, Los Prisioneros, Café Tacvba. También produjo discos para Julieta y Juanes, pero yo era más fan de su proyecto nuevo de se momento: BAJO FONDO TANGO CLUB y los iba a ir a ver junto a Ozomatli en unos días. Además Santaolalla era cuate del otro Gustavo, Cerati, y eso me puso más emocionado aún.
Ese mismo día, tal vez unas 3 horas antes de ese momento, el cónclave había elegido a Jorge Mario Bergoglio como el nuevo papa, “Francisco” se llama hoy, igual que el Páez, quien también es católico y estaba feliz con la noticia.
Interrumpí a Santaolalla sin presentarme.
– “Te felicito porque tocás con Bajofondo en el festival. Me encanta lo que hacés con ese proyecto. Yo también hago música electrónica cuando me queda tiempo y también voy a tocar aquí”
Me respondió haciendo malabares con la bandeja llena con comida que llevaba y un maletín de laptop, de esos que parecen atachés.
– “¡Que bien! ¿Y cuando tocás?”
– “El sábado junto a los Skatalites, en el Flamingo”
– “Está bueno ese lugar. Con Carlos vamos ashí todo el tiempo. Que les vasha bonito, ¿he?”
Él ya casi terminado la fila, me apuré a decirle: “Por cierto, también felicidades por lo del papa”
-“¿Qué papa?” me dice, tal vez algo confundido.
– “El argentino”
Con su rostro me pregunta, WTF?
– “El nuevo papa” le digo. “El del vaticano. Quedó el argentino”
Me sacude su cara y empieza a insultar a Jorge Mario Bergoglio al aire, indignado por la noticia, se va a la mesa con su séquito, somata la bandeja y se sienta mientras sigue el enojo.
Páez se me acerca y me dice: “¿Qué le dijiste a Santaolalla que se emputó tanto?
– “Le pregunté que si en verdad Argentina era colina Uruguaya”
Un par de horas después, con la barriga llena y yo por mi tercera Shiner, habíamos visto desfilar desde nuestra mesa a una variedad de personajes. Jazzeros, punketos, hipsters, rockeros, hip hoperos, que no es nada extraño en Austin, pero esta tarde, también entraban y salían un montón de playeras negras en shorts, típico atuendo del personal de Staff de producción de escenarios y celebridades y luego, sentí hacerme pipí…
Pum.
Entró el storyteller, Dave Grohl.
Es septiembre de 2024 y estoy en al misma ciudad, pero en el aeropuerto comiendo de otro lugar de barbacoa, tal vez más famoso, El Salt Lick y estoy terminado el libro de Dave “The Storyteller” donde cuenta sus historias de juventud mezcladas con las de la música y sus proyectos musicales, principalmente Scream, Nirvana y Foo Fighters.
¿Todos conocen a Dave verdad? Yo asumiría que todos sabrían quien es.
Incorrecto.
Cuando entró al Iron Works esta tarde de marzo del 2013, ni Gaby ni Páez sabían realmente quién era Dave, sabían de Nirvana y de Foo Fighters, pero conectaban a la persona con las bandas. Sebastian, el esposo de Gaby, siendo baterista y yo, siendo fan, nos caímos al suelo de inmediato cuando vimos a Dave entrar, hacer la misma fila que nosotros habíamos hecho y tomar de las cubetas de hielo la misma marca de cerveza que nosotros tomábamos. También sentíamos un poco de indignación que nuestros compañeros de mesa no reconocieron a Dave.
– Gaby nos dice: “¡Ya sé quien es Dave! El es amigo de _____, el ingeniero que también le graba a Hugh”
No recuerdo el nombre del ingeniero, pero para contexto de la historia, si les tengo que decir quien es Hugh. Gaby se refería a Hugh Laurie, el pianista de jazz, quien resulta que también es el actor que hace de ¡Doctor fu ck in House!!
Yo no para de voltear a ver, me sentía como niño en Disney pescuezeando para ver por donde estaba Mickey Mouse e irlo a abrazar. Sebastian estaba igual. Páez, no creo que le importara.
Después de que Dave terminara de comer y se levantara por otra Shiner, Gaby tuvo el gesto más amoroso que cualquiera de mis amigas haya tenido. “Vengan chicos, los voy a llevar a conocer a Dave”
Detrás de ella íbamos ilusionados mientras se presentaba con Dave y de lo más casual. Se hicieron amigos de inmediato pues tenían un amigo en común, el ingeniero de grabación que no recuerdo su nombre.
Durante unos minutos, tal vez unos 16, hablamos con Dave acerca de lo rico que era comer en Austin, de lo difícil que era conseguir Shiner fuera del estado de Texas y de que sentía nervioso que al día siguiente él iba a ser el Keynote Speaker del festival porque que la última vez que dio un discurso, había perdido sus notas y no sabía cómo terminar. También hablamos de Guatemala, de lo impresionante que era para nosotros como músicos centroamericanos combinar lo que sabíamos por nuestra cultura con la música que hacíamos y de los sonidos inusuales que podíamos lograr.
Dave fue inspirador y extrañamente familiar, Dave tiene el poder de hacerte sentir tan cómodo que por un instante, olvidé con quién platicábamos. Después de todo es un ser humano, pero no de ser quien grabó ese famoso fill de batería que cuando yo tenía 12 años cambió mi vida, el famoso Pa tun tun, pa tun, tu pa tun de “Smells like Teen Spirit”
Nos despedimos deseándonos suerte en nuestras actividades en Southby., no sin antes, pedir una foto. ¿Por qué no?
Hasta hoy, no entiendo porqué no nos tomamos una foto todos juntos. Fuimos por partes. Gaby, luego Sebastian, luego Gaby y Sebastian, no lo recuerdo bien, luego Páez y cuando fue mi turno, todo se me arruinó….cuando un par de gringos tan blancos como la nieve se le fueron a hincar a Dave imitando el movimiento de adoración de Wayne y Garth ante Alice Cooper.
“We’re not worthy! We’re not worthy”
Pero en vez de poner la mano para que la besaran, como lo hizo Alice Cooper en la película, Dave les dijo:
“Not cool guys. Stand up, please. Let’s chat for a second”
Nos volteó a ver e hizo un gesto de pena y se despidió con la mano, mientras los chavos se levantaban y les pedía firmar algo.
Regresamos a nuestra mesa contentos, emocionados.
¡Pero yo sin foto!
Cada vez que tengo oportunidad, le reclamo a Páez, porque en mi mente imaginativa él tuvo que meterse en medio a repelarlos con un escudo de poder para que yo pudiera tomarme mi foto o bien pudo incluirme a su foto y algún día bromear que íbamos a formar una banda juntos como power trio, al estilo de The Police con Dave a la batería, yo jugando al bajo y él cantando y tocando guitarra.
Pero no sucedió así. Perdí mi oportunidad de foto.
Pero terminamos la tarde caminando un poco por el centro de Austin, nos despedimos de Gaby y Sebastian, y nos fuimos a escuchar otras conferencias y ver showcases en lo que nos dieron los días para esperar al resto de Malacates. Leonel y Chofo llegaron al día siguiente de Guatemala y Jacobo llegó en bus desde Miami.
En ese viaje, conocimos a los de Molotov, a Jared Leto, nos hicimos cuates de otras bandas centroamericanas con las que tocamos esa noche del sábado durante nuestro showcase. Tocamos con los Skatalites a quienes se les acredita la invención del ska, género que nos hizo una carrera a los Malacates.
Fue un viaje espectacular, pero hay algo más…
Tocamos frente a Carlos Santana. ¡Y no nos dimos cuenta!
¿Recuerdan al “Carlos” que mencionó Santaolalla? Era ése Carlos.
Pero esa es otra historia que dejaré para la fila de las historias que podría contarles.