La pasión de la tormenta

La pasión de la tormenta

La tormenta es un personaje en mi mente.
No, no tanto un personaje como una caricatura, un ícono, un arquetipo.
Ocasionalmente me encuentro a la Tormenta en el mundo real. Tormenta a veces es hombre, a veces mujer.
Tú también has conocido a Tormenta.
Tormenta se apasiona fácilmente.
Tormenta está enamorada del Amor.
Tormenta habla mucho acerca de la pasión.
Pero Tormenta es un conejo, un ratón que huye al primer indicio de dificultad o precariedad.
No me digas acerca de qué eres apasionado, Tormenta. Demuéstramelo.
Tormenta, yo estoy viejo. He vivido muchas vidas y te puedo decir con certeza que el compromiso es la única forma verdadera de la pasión.
La pasión no es un sentimiento de emoción de cabeza liviana. La pasión es sufrimiento. Mi amigo Manley Miller me lo enseñó.
Pasión viene de la palabra latina “pati”, la palabra raíz para paciencia. Nosotros pensamos en paciencia como una habilidad de esperar. Pero la paciencia, más precisamente, es una habilidad de sufrir.
Compasión significa “sufrir con”, convertirse en un compañero en el sufrimiento de otros. Las personas compasivas sienten el dolor de personas distintas a sí mismas.
“… en las buenas y las malas, en la riqueza y la pobreza, en la salud y la enfermedad…”
Buenas y riquezas y salud hablan de esperanza.
Malas y pobreza y enfermedad hablan de pasión.
Tormenta, no dejes que nadie te engañe. La pasión no produce compromiso. El compromiso produce pasión.
¿Nunca has escuchado hablar acerca de las injusticias que soportó ese niño que nació antes de los 9 meses que estuvieran casados sus padres, quien luego pasó su vida llevando paz y ayuda y esperanza a otros? Él soportó la burla, que lo arrestaran falsamente, un juicio viciado, latigazos y luego le clavaron las manos y los pies. A estos eventos les dicen “La Pasión de Cristo”.
La pasión, en su esencia, es el calmar una sed que grita porque la apaguen.
No, Tormenta. Tú no eres apasionada. Tú careces del compromiso para serlo.
Ya terminé de hablarle a Tormenta. Ahora te estoy hablando a ti. ¿Has estado diciendo “No puedo encontrar mi pasión”?
¿Te gustaría ser apasionado? ¿Te gustaría sentir tan fuerte acerca de algo que estarías dispuesto a sufrir por ello? La pasión es un fuego que se enciende fácilmente: simplemente haz un compromiso y no mires hacia atrás, o a la izquierda o a la derecha; sólo al frente.
Haz un compromiso. Paga el precio.
Mark Jennison tiene pasión por el gimnasio. Yo lo sé porque él va al gimnasio todos los días y sufre.
La Princesa Pennie tiene pasión por la jardinería. Yo lo sé porque la miro de rodillas, cavando y plantando y quitando hierbas y podando pacientemente para crear un efecto y sensación de armonía a través de varias hectáreas de tierra.
Brad Whittington tiene compasión por los indigentes. Yo lo sé porque él les cocina y va a un lugar incómodo para servirles uno-a-uno cara-a-cara.
El compromiso es la única forma de pasión.
Haz un compromiso. La pasión vendrá.
Aruú,

Roy H. Williams

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