Eres lo que no puedes dejar ir

Eres lo que no puedes dejar ir

Mi amigo Brian Scudamore dijo algo tan perceptivo que Starbucks lo imprimió en 10 millones de tazas de café:
“A la gente le es difícil deshacerse de la basura. Se apegan a las cosas y las dejan definir quiénes son. Si hay uno cosa que he aprendido en este negocio, es que eres lo que no puedes dejar ir.”
Brian estaba hablando de basura física y también de basura mental.
¿Cuál es la basura de la que te tienes que deshacer? ¿Tienes un apego que te defina?
“Eres lo que no puedes dejar ir.”
Algunas personas no pueden dejar ir la autoridad.
Algunas no pueden dejar ir la fama.
Algunas no pueden dejar ir la rabia.
Algunas no pueden dejar ir el dolor.
Mira a tu alrededor. ¿Qué es lo que ves?
Yo veo grupos de personas que creen en algo, odiando a grupos de personas que creen otra cosa. Ellos, como nosotros, están definidos por lo que no pueden dejar ir.
Jesús habló de esto en su famoso Sermón de la Montaña. Él dijo:
“Si estás planificando darle un regalo financiero a la obra de Dios y sabes que alguien está enojado contigo (esta es la traducción de “calle” de Williams) ve con esa persona y pídele disculpas y reconcíliate. Luego puedes ofrecer tu regalo”.1
A Jesús le interesaba más lo que llevaras en tu corazón que lo que llevaras en tu mano.
Lo que llevas en tu corazón te define.
Inmediatamente luego que Jesús terminara su famoso Sermón de la Montaña, él hizo el mismo punto de otra forma.
Mientras Jesús iba de camino, vio a un muy despreciado recaudador de impuestos llamado Mateo sentado en su caseta de recolección de impuestos. “Ven y se mi discípulo”, le dijo Jesús, y Mateo se levantó de un salto y se fue con Jesús. Más tarde, cuando Jesús y sus discípulos cenaron en la casa de Mateo, Mateo invitó a todos sus amigos mafiosos para que también estuvieran allí, para que también ellos pudieran escuchar lo que Jesús tenía qué decir. Pero cuando los líderes religiosos vieron lo que estaba sucediendo, se indignaron y demandaron saber por qué Jesús se asociaba con hombres como ésos. Jesús les dijo: “Los enfermos necesitan un doctor. Ahora váyanse y entiendan lo que Dios quería decir con ‘No son sus sacrificios y sus regalos lo que yo quiero — Yo quiero que sean misericordiosos’”. 2, 3
La parte extraña de esta historia es que todo esto sucede en el Libro de Mateo, el despreciado recaudador de impuestos que invitó a Jesús a cenar y luego se convirtió en uno de los 12 discípulos que siempre permanecieron con Él.
Siempre he pensado que es interesante que el Libro de Mateo sea el primero en el Nuevo Testamento.
Roy H. Williams
1 Mateo 5:23
2 Mateo 9:9-13
3 Jesús está citando a Oseas 6:6, que fue escrito aproximadamente 750 años antes.

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