Consecuencias no deseadas

Consecuencias no deseadas

Consecuencias no deseadas

La vida es una serie de consecuencias no deseadas.
Las cosas casi nunca resulta como las planificamos.
Recuerdo una tira cómica de un solo cuadro que leí hace muchos años. Dos hombres en una acera llevan portafolios. Uno de ellos le dice al otro: “Tengo una idea. Compremos un pasquín de chismes y enterrémoslo en el parque con una copia de nuestro plan de cinco años. Luego regresaremos en cinco años y los desenterraremos ambos para ver cuál es más divertido”.
Yo no tengo “metas” y no tengo “planes”; porque no quiero vivir con la presión, la culpa y la atadura que esas palabras siempre parecen acarrear consigo.
Los planes están basados en suposiciones que se escurren como marranos engrasados cuando tratas de sujetarlos.
Los planes detallados son los deseos de una mente científica.
En vez de metas, yo tengo objetivos.
Las metas tienen tiempo de entrega, los objetivos no.
Cuando comenzamos a construir el campus de la Academia del Mago hace 16 años, yo creí que nos iba a tomar como 5 años. Ahora tenemos la esperanza que pueda estar terminado en 12 a 18 meses. Ok, así que se tomó 3 veces y media el tiempo que yo creí que se iba a tomar, pero eso está bien porque no teníamos una “meta” y no teníamos un “plan”. Teníamos un objetivo que perseguimos de acuerdo a nuestro principio guÍa: Nunca pidas dinero prestado.
Durante dieciséis años, la gente me ha preguntado acerca de nuestra línea de tiempo y presupuesto para construir nuestro campus y siempre parecen confundidos con la respuesta: “Va a tardarse lo que se tarde y costará lo que cueste”.
Construimos cuando teníamos dinero. Dejamos de construir cuando no teníamos. El resultado final nunca estuvo en duda. La única variable fue cuánto tiempo tomaría.
Este es otro principio guía: “Cuando algo importa de verdad, que no te importe cuánto tiempo te tome. El tiempo de todas formas va a pasar”.
Mis amigos más disciplinados me dicen que poner líneas de tiempo a sus metas les imponen una presión saludable para cumplirlas. Estos mismos amigos también se quejan acerca del estrés debilitante al que se enfrentan todos los días.
¿Tienes planes que no están procediendo como los planificaste? ¿Tus metas se te están escurriendo como marranos engrasados? Toma en cuenta el consejo de Arianna Huffington: “Simplemente cambia el cana. Estás en control del control”.
Cuando tenía 20, un hombre adinerado me dio este consejo: “Planifica tu trabajo y trabaja tu plan”.
Unos años más tarde, la policía se lo llevó de su casa con las manos esposadas a su espalda. Dudo que ser arrestado por crímenes financieros fuera parte de su plan.
Hoy te ofrezco yo un consejo a ti: Escoge lo que esperas cambiar y haz un poco de progreso hacia eso todos los días. Cuando te comprometes a una acción diaria — no a un resultado — te vas a dar cuenta que la pasión y la esperanza y la casualidad afortunada pronto van a venir a tocar a tu puerta. Te vas a encontrar en el lugar correcto, en el momento correcto, haciendo lo correcto, en la forma correcta. No porque hayas tenido un plan detallado, sino porque hiciste un compromiso y lo seguiste con acciones diarias.
Dicho sea de paso, cambiar el balance de tu cuenta bancaria no es un objetivo, es simplemente la consecuencia de acciones diarias. Así que haz que tu compromiso sea más grande que eso. Y recuerda las palabras de Wes Jackson: “Si la tarea de tu vida se puede alcanzar en tu vida, no estás pensando en grande”.
Roy H. Williams

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