Lo real de lo imaginario

Lo real de lo imaginario

Lo real de lo imaginario

Un mundo de absolutos es un mundo ordenado, pero estrecho.

El mundo más amplio debe dejar lugar para las cosas que no lo son.

“Deja lugar para las cosas que no lo son.” Escribí acerca de esto la semana pasada, ¿verdad?

Nos aferramos a los absolutos, creo, porque nos dan la ilusión de estabilidad en un mundo de cambio constante.

Vemos ríos en mapas, pero, en la realidad más estricta, no puedes entrar en el mismo río dos veces. Las olas, las criaturas, las cosas que flotan, hasta las orillas cambian con cada momento que pasa.

Te escribí acerca de esto en octubre del 2015 en El color que no existe.

De lo que estamos hablando hoy es como eso, pero diferente.

La gente que conoces y los momentos que experimentas en la publicidad y las películas y la literatura y el arte sólo existen en la mente. Son símbolos de posibles pasados y futuros.

Los símbolos son las señales de la imaginación.

Cuando pensamos hacia delante acerca de los posibles desenlaces de nuestros esfuerzos, vemos realidades que podrían suceder, pero éstas nunca son el río en el que entramos cuando llegamos.

Estamos hablando acerca de compañías y marcas.

Nos atraen las marcas que creen en las cosas en las que nosotros creemos, las marcas que nos muestran un reflejo de nosotros mismos.

Cada marca exitosa tiene un personalidad. Una marca fuerte es una entidad que vive en la imaginación, tan real y llena de esperanza y promesa como cualquier personaje en un programa de televisión, novela o película.

Mucho de lo que compramos lo hacemos para recordarnos a nosotros mismos – y anunciarle al mundo a nuestro alrededor – quiénes somos.

La idea de una marca es mucho como la idea del hogar.

Bart Giamatti era el Comisionado de las Grandes Ligas de Beisbol, un Profesor de Literatura Comparativa y el Presidente de la Universidad de Yale. Estas son algunas de sus ideas acerca del “hogar” (home *en adelante utilizaremos la palabra en inglés para poder apegarnos a la analogía con el beisbol).

“No existe ningún grandioso poema largo acerca del beisbol. Puede ser que el beisbol sea un grandioso poema largo en sí mismo. Esto se me ha ocurrido mientras medito acerca de por qué al plato de home no se le dice cuarta base. Y luego me vino la idea: “¿Por qué no? Medita un momento acerca del nombre, “home”. Home/hogar es una palabra en inglés que es virtualmente imposible de traducir a otros idiomas. Ninguna traducción atrapa las asociaciones, la mezcla de recuerdos y nostalgias, el sentido de seguridad y autonomía y la accesibilidad y aroma de inclusión, de libertad y precaución. Se aferran a la palabra “home” y están ausentes de la palabra “casa” o inclusive “mi casa.” Home es un concepto, no un lugar. Es una forma de pensar en donde comienza la auto-definición. Es orígenes: la mezcla del tiempo y el espacio y el olor y el clima, en donde uno realiza por primera vez que es original. Tal vez como los demás, especialmente los que uno ama, pero discreto, distinto, no sujeto a ser copiado. Home es donde un primero aprende a ser separado. Y se mantiene en la mente como el lugar en donde la reunión, si alguna vez fuera a ocurrir, debería ocurrir… Toda la literatura romántica, toda la épica romántica, se deriva de la Odisea y se trata de regresar a home. Se trata de reunirse – reunirse con un ser amado, reunir a un padre con su hijo, reunir una tierra a su legítimo dueño o gobierno. El romance se trata de poner las cosas en orden luego de que una tragedia las destruyó. Se trata de restauración de las relaciones correctas entre las cosas. Y regresar a home es en donde esa restauración ocurre, porque allí es en donde más importa. El beisbol se trata enteramente, por supuesto, acerca de regresar a home. Es el único juego en el que has escuchado que quieres regresar a donde empezaste; todos los otros juegos son territoriales – quieres entrar a su territorio – no el beisbol. El beisbol simplemente quieres que vayas de aquí, de regreso a aquí.”

Recordamos el hogar, no tanto como un lugar, sino como un estado mental.

De igual forma, el poder de una marca es un estado mental.

La creación de un buen producto es fácil.

La entrega de un servicio maravilloso es difícil.

El poder relatar una buena historia; allí es en donde se encuentra el dinero.

Roy H. Williams

El arte es valioso en el grado en el que dispara emociones. Pero no siempre es el arte en sí mismo el que lleva esa emoción; a veces el arte es simplemente un punto-de-contacto con un arquetipo con el que nos identificamos. El Mago se identifica a sí mismo con los curiosos hombres sabios que siguieron la estrella a Belén y se identifica a sí mismo con el ridículo Don Quijote y se identifica a sí mismo con la lealtad sin dudas de los perros (como yo). ¿Con quién o que te identificas tú? ¿Lo has pensado alguna vez? Reflexiona acerca del arte que te atrae. Reflexiona acerca de las historias y las películas que tienen el romance más grande para ti. ¿Existe un hilo en común que las une? El auto-descubrimiento puede ser divertido a veces. Aruú. – Indy Beagle

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