Un fanático de la pesca con moscas en las 13 colonias de los Estados Unidos

Un fanático de la pesca con moscas en las 13 colonias de los Estados Unidos

No sé si él era un patriota estadounidense o un leal británico. Lo único que sé es que era propietario de una edición de 1726 de “El caballero pescador” un libro empastado en cuero acerca de la pesca con moscas.
Ese libro tenía 50 años cuando Thomas Jefferson escribió la Declaración de Independencia.
Hablando de Jefferson, ese mismo pescador con moscas compró una primera edición del set de cuatro volúmenes empastado en cuero de “Memoria, Correspondencia y Misceláneos” escrito por Thomas Jefferson y publicado en 1829. Esto me lleva a pensar que nuestro amigo pescador con moscas compró una copia de 103 años de la edición de 1726 de “El caballero pescador” aproximadamente en el mismo momento, más o menos hace 200 años.
No había libros modernos en su colección.
Acabo de darme cuenta de algo. Nuestro amigo pescador con moscas obviamente era un Patriota Estadounidense, si no, no hubiera comprado el libro de Thomas Jefferson “Memorias, Correspondencia y Misceláneos” en 1829.
“Espera un momento Roy, identificaste al hombre como un ‘Fanático de la Pesca con Moscas’ en el título del Memo del Lunes por la Mañana de hoy. ¿Qué te llevó a llamarlo así?”
Lo llamo un “fanático de la pesca con moscas” porque la mayoría de los 18 libros en su colección se trataban acerca de pesca con moscas, incluyendo una edición de 1750, una de 1760 y una de 1823 de “El pescador completo” de Izaak Walton.
Compré su colección entera porque los libros son cool, especialmente los libros que tienen siglos de existir.
Lo que hubiera sido VERDADERAMENTE cool, sin embargo, es si este amante de los libros que vivió durante los años de Thomas Jefferson, John Adams, Benjamin Franklin, Alexander Hamilton y George Washington también hubiera tenido un original, primera edición de Don Quijote de la Mancha. ¿No hubiera sido es cool?
Sólo existen 10 copias conocidas de ese libro en todo el mundo y la última en cambiar de manos se vendió hace 35 años, por 1,500,000 dólares. No hay universidades que tengan una copia y no hay copias disponibles para ser vistas por el público excepto la que está en manos de los ciudadanos de los Estados Unidos de América y ésa está cuidadosamente custodiada en la Biblioteca del Congreso.
¿Ya adivinaste?
Nuestro amigo pescador con moscas colonial, de hecho, sí fue propietario de una edición de 1605 de la obra maestra de Cervantes y yo la compré con el resto de su colección.
El misterio es que mi copia es aproximadamente 8 pulgadas por 11 pulgadas más grande que la edición de 4 pulgadas por 6 pulgadas propiedad de la Biblioteca del Congreso. Mi copia es, sin lugar a dudas, extraordinariamente vieja. Los atributos que me llevan a esta conclusión no son fácilmente falsificados.
La tapa está envuelta en los restos de piel vieja y frágil — piel de animal muy estirada — y las páginas son sustanciales y gruesas. No es, sin embargo, la versión pirata no autorizada publicada en Portugal en 1605, porque la mía tiene el frontispicio y página de título correctas de 1605, idénticas a la edición de 1605 de 4 pulgadas por 6 pulgadas que está en la Biblioteca del Congreso.
Mi copia tiene la cubierta de piel y conexiones, como la edición portuguesa de 1605 y la edición inglesa de 1620, pero no es ninguna de estas dos. Aparentemente es una Edición de Presentación de hace siglos, si algo semejante en efecto existía hace tanto tiempo.
La impresión parece ocupar más o menos las mismas dimensiones que el primer libro más pequeño, pero las páginas en sí son más grandes y más sustanciales, como si la imprenta original hubiera sido utilizada en papel de tamaño más grande, dejando un montón de papel sin imprimir al margen del texto de tamaño original.
Meredith Mann, una especialista en la Biblioteca del Nueva York, escribe: “Don Quijote fue impreso por primera vez en Madrid en 1605. Fue un éxito inmediato — la primera edición se agotó rápidamente y nuevas fuero impresas tanto en España como en toda Europa. No puedo dejar de mencionar que la División de Libros Raros tiene una de estas raras ediciones tempranas, en un encuadernado español contemporáneo y típico en piel, marcado a mano en su espina.”
No estaba describiendo mi libro cuando escribió eso en el 2015, pero pudiera haberlo estado haciendo.
Tenemos, por el momento al menos, un unicornio raro y no identificado.
No dudo que mis amigos en la Sociedad Cervantes se alegren de identificar nuestro unicornio y que la División de Libros Raros de la Biblioteca de Nueva York ofrezca generosamente responder preguntas de los investigadores.
En cualquier caso, estoy contento. Mi Don Quijote es viejo y raro y maravilloso; hermoso por dentro, pero por fuera rudo y desaliñado como el propio Quijote. Este Quijote me recuerda al Quijote dentro de sus páginas; él comenzó en una biblioteca pero luego salió he hizo las cosas acerca de las cuales leemos. Este libro ha vivido lo que Hunter S. Thompson hablaba cuando decía:
“La vida no debería ser una travesía hacia la tumba con la intención de llegar seguros y en un cuerpo lindo y bien preservado, sino derrapándonos por la curva en una nube de humo, totalmente usados, totalmente agotados y proclamando ruidosamente ‘¡Wow! ¡Qué viaje!’”
Hasta que sepamos a ciencia cierta lo que es, lo mantendré en una cajilla de seguridad en el banco. Si resulta ser tan único como aparenta ser hasta ahora, Pennie y yo planeamos prestárselo a la universidad American que lo mantendrá en exposición al público. Nos mataría la consciencia mantener ese tesoro escondido cuando podría llenar de placer a otros.
Me quedaré, sin embargo, con mis libros de Thomas Jefferson y de pesca con moscas en la gran biblioteca de la pasarela sobre el salón de discursos del Ojo de la Tormenta en la Academia del Mago.
¡Cualquier cosa puede suceder! Nunca lo olvides.
Las mejores cosas en tu vida están por venir. Las miro en tu futuro, esperando pacientemente que llegues para poder saltarte encima y sorprenderte y hacerte bailar de la alegría.
Me sonrío, pensando en tu felicidad.
Feliz Navidad.
Roy H. Williams
P.D.: Descubrí esta colección colonial de libros sólo porque mi amigo Dewey Jenkins vino a la ciudad y me dio una gran cantidad de dinero para “ir y conseguir más de esas cosas locas que te gustan que siempre tienen historias interesantes.” Dewey vino a Austin principalmente para celebrar nuestro logro de una meta salvaje y loca que nos propusimos hace 11 años. Si puedes encontrar una copia de “El Sr. Jenkins me dijo”, te prometo que la vas a disfrutar y que te enseñará cosas que te harán ganar mucho dinero.

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