Una segunda realidad

Una segunda realidad

Hace veintitrés años, el reportero intrépido Rotbart me dijo:
“Tú eres tres personas distintas.
Está la persona que miras cuando ves en el espejo.
Está la persona que otras personas miran cuando te ven.
Está el verdadero tú, la persona que sólo Dios puede ver.”
La realidad objetiva existe. No lo disputo. El argumento de Rotbart — y el mío— es que tú y él y yo no estamos equipados para experimentarlo.
Yo vivo en una realidad perceptual; un mundo que yo percibo.
Tú vives en una realidad perceptual; un mundo que tú percibes.
Tú miras tus propias acciones bajo la luz indulgente de tus motivos, intenciones y arrepentimientos, mientras que el “tú” que es visto por otros está formado y sombreado por sus preferencias, prejuicios y perspectivas.
John Steinbeck habla de esto en su prefacio de Al este del Edén:
“El lector va a llevarse de mi libro lo que él traiga. El corto de entendimiento va a obtener algo opaco y el brillante puede que encuentre cosas en mi libro que yo mismo no sabía que estaban allí.”
Steinbeck sabía que tendemos a ver lo que ya está dentro de nosotros.
El 1 de mayo de 1831, un escritor no especificado de The Atlas en Londres escribió:
“No podemos ver las cosas como son, porque estamos compelidos por una necesidad de la naturaleza a ver las cosas como nosotros somos. Nunca podemos despojarnos de nosotros mismos.”
Hace veinte años, mi amigo Kary Mullis retó mis elucubraciones acerca de la realidad perceptual frente a un salón lleno de personas. Él dijo que su creencia, como científico, era que las cosas “reales” pueden ser medidas, chequeadas y pesadas. “Las cosas reales existen”, dijo él. “Si no son físicas, son imaginarias”.
Yo dije: “¿Las emociones y las opiniones y las creencias son reales?”
Kary describió el método científico y los postulados de Koch, (los cuatro criterios diseñados para establecer una relación causal entre un microbio y una enfermedad), mientras yo arrastraba un banco de bar al frente del salón. Alzando una copia de su libro, Bailando desnudo en el campo de la mente, yo dije: “Kary, ¿estarías dispuesto a sentarte sobre este banco y leernos la dedicatoria?”
Mientras Kary leía la página que le escribió a su esposa Nancy, su voz se contrajo y dejó de hablar mientras le resbalaban lágrimas por los ojos. Yo le dije: “Sigue leyendo, Kary. Todo es imaginario, ¿te recuerdas?”
Cuando pudo volver a hablar, él admitió que yo tenía la razón y que existe un mundo entero de realidad más allá de la ciencia física.
Kary Mullis era un genio muy seguro de sí mismo quien estaba dispuesto a cambiar de forma de pensar.
Personas como Kary Mullis son exactamente las personas de quienes hablaba Desmond Ford cuando decía:
“Un hombre sabio cambia de forma de pensar a veces, pero un tonto nunca. Cambiar de forma de pensar es la mejor evidencia de que lo haces.”
Kary ya se fue y yo lo extraño mucho.
El mundo del 2022 necesita más personas como él, y rápido.
Roy H. Williams
“Muchas personas escuchan voces cuando nadie está allí. A algunos de ellos se les llama locos y se les encierra en cuartos en donde ven las paredes todo el día. A otros se les llama escritores y hacen básicamente lo mismo.” — Meg Chittenden
“¿Alguna vez te has dado cuenta que tan surreal es un libro? Te le quedas viendo a pedazos de árboles con marcas durante horas sin fin, alucinando de forma vívida.” — Katie Oldman, 12 de septiembre, 2014, retuiteado 3,837 veces, con 3,728 marcas de favorito.

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