Viaje en el tiempo

Viaje en el tiempo

Mi amigo Don tiene una máquina del tiempo. Él me lleva consigo algunas veces. ¡Tú deberías venir también! Todo el que viaja en la máquina del tiempo de Don queda cambiado.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha reservado pasaje en la máquina del tiempo de Don para incontables prisioneros. Gobiernos estatales y locales y cientos de centros de rehabilitación también han reservado viajes para personas. Treinta y cinco millones, entre todas.
Cada viaje a través del tiempo comienza con una serie de palabras.
Mi amigo Don es un cuenta historias.
Las historias del pasado nos permiten saber quiénes somos.
Las historias del futuro nos ayudan a ver en quiénes nos podemos convertir.
Las historias son más efectivas que los hechos para cambiar creencias y conductas. Los hechos nos hacen subir nuestros escudos y volvernos escépticos. Pero cuando estamos absortos en una historia, bajamos nuestra guardia intelectual
Con estos pensamientos en mente, Don inventó “diarios interactivos”, libritos que les permiten a personas en crisis revisitar sus pasados e imaginar un futuro mejor. Cada lector de un diario interactivo se convierte en el co-creador de dos historias. (1.) la historia de cómo llegó a estar en este desastre y, (2.) la historia de un mañana mejor.
Nos imaginamos cada acción antes de tomarla. Si queremos cambiar nuestras conductas, sólo necesitamos imaginarnos tomando acciones distintas de las que hemos imaginado en el pasado.
Las historias son portales de escape hacia realidades alternativas.
Un examen del cerebro de cualquier mamífero nos permitirá conocer su superpoder. Los monos pueden columpiarse artísticamente entre los árboles, no porque sus cuerpos sean diferentes, si no porque más de la mitad de su masa cerebral está dedicada a la percepción de profundidad, diferenciación de color y sujetarse con guía.
De acuerdo al Profesor Steven Pinker de MIT y Harvard:
“El cerebro humano también cuenta una historia. Nuestros cerebros son unas tres veces demasiado grandes para un mono genérico de nuestro tamaño. Los lóbulos y lugares más importantes del cerebro también son diferentes. Los bulbos olfativos, que sostienen el sentido del olfato, se han encogido a un tercio del tamaño esperado en primates (que ya son diminutos para estándares de mamíferos), y las áreas principales de las cortezas para visión también se han encogido de forma proporcional… mientras que las áreas para escuchar, principalmente para entender el habla, han crecido… al doble de lo que un primate de nuestro tamaño debería tener…”
El superpoder de nosotros los humanos es nuestra habilidad única para asignarles significados complicados a los sonidos.
Cada palabra en cualquier idioma está compuesta de un número limitado de sonidos llamados fonemas. Nosotros los ordenamos en racimos llamados palabras, que luego unimos en una sucesión rápida para que otros puedan ver en sus mentes lo que nosotros vemos en la nuestra.
En el primer capítulo de Génesis, Dios dice: “Que se haga esto” y “Que se haga lo otro”, durante 25 versos y luego en el verso 26 dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.
De acuerdo con esa historia antigua, Dios habló al mundo a la existencia y luego nos dio a ti y a mí el poder de hacer lo mismo.
Cuando tú, como un cuenta historias, hablas un mundo a la existencia en los corazones y las mentes de tus oyentes, estás haciendo el trabajo de Dios.
Don Kuhl ha pasado los últimos 30 años desatando el poder de contar historias para ayudar a 35 millones de personas a encontrar paz, esperanza y felicidad y ahora él ha escrito un libro para ti y para mí. Va a ser publicado a principios del próximo año.
Voy a asegurarme que sepas cuándo está disponible.
Roy H. Williams

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