No estés de acuerdo y comprométete

No estés de acuerdo y comprométete

Estábamos sentados en mi jardín, compartiendo una botella de vino de US$600 que él había comprado.
Él dijo: “Logré reunir a todos mis 250 empleados en una llamada por Zoom y les dije: ‘Pueden estar apasionadamente en desacuerdo y compartir su opinión mientras estamos en la fase de discusión, pero cuando se toma una decisión, necesitan comprometerse con la implementación exitosa de esa decisión, como si fuera la suya propia. Estar en desacuerdo y trabajar a medias y recibir un pago no es opción. Estar en desacuerdo y sabotear el plan en encubierto y recibir un pago no es opción. Estar en desacuerdo y murmurar tras puertas cerradas y recibir un pago no es opción. Pueden o recusarse a sí mismos entregando su renuncia o pueden estar en desacuerdo y comprometerse. Esas son sus opciones.’”
Mi amigo es fuerte, justo y un jefe maravilloso. Siempre lo he admirado. Criado en una familia sin dinero, se volvió deslumbrantemente exitoso para cuando tenía 40 años.
Esa conversación con mi amigo es lo que disparó el pasado Memo del Lunes por la Mañana acerca de “Esos gloriosos grilletes creativos”.
Los escritores de anuncios como yo siempre creemos que tenemos las mejores respuestas y que la gente debería escuchar lo que decimos. “Pero…”, les digo a mis socios, “su cliente no los contrató para ser su Oficial Ejecutivo en Jefe. Los contrató para hacer que su plan funcione. Si ustedes creen que pueden mejorar su plan, necesitan comunicar lo que ustedes cambiarían, por qué lo cambiarían y cómo implementarían ese cambio. Pero una vez ustedes tengan su día en la corte, su trabajo es hacer que ese plan tenga un éxito brillante, aún si es estúpido”.
En 40 años de escribir anuncios, he escogido irme sólo en dos ocasiones. En ambas instancias supe que la única forma en que el plan que se había escogido iba a terminar, era en un hoyo grande y humeante en el lugar del planeta en donde solía estar su compañía. En ambos casos, tenía razón. En cada otra instancia “Esos gloriosos grilletes creativos” que me sujetaban las muñecas dispararon mucho de los mejores trabajos que hice.
“No estés de acuerdo y comprométete” funciona igual de milagroso, pero sólo si lavas de tu mente el recuerdo de tu “mejor plan”. Nunca vuelvas a hablar de él. Nunca vuelvas a pensar en él. Una vez hayas tenido tu día en la corte, comprométete con el plan y hazlo un punto de honor que ese plan tenga éxito.
Y luego celebra, celebra, celebra cuando lo tenga.
Esto te va a convertir en una persona que cualquier empleador quiera contratar y que cada persona brillante quiera tener en su equipo.
Roy H. Williams

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