Hemos inventado una máquina que te permite seleccionar tu humor. Este maravilloso aparato se puede ajustar para que te sientes de cualquier forma que quieras. Se llama radio.
La ventaja distintiva de los humanos es nuestra habilidad para aparejar significados complejos a sonidos. Los sonidos más importantes se llaman palabras.
NOTA: La palabra escrita no tiene significado hasta que se traduce en la palabra hablada que representa. ¿Cuántas veces has estado acostado sobre la cama leyendo un libro cuando te das cuenta que tus ojos han estado pasando sobre el mismo párrafo una y otra vez, pero todavía no tienes idea de qué dice? Tú estás quedándote dormido, tus ojos continúan asimilando las palabras escritas, pero los símbolos visuales ya no se están traduciendo a sus sonidos correspondientes. Consecuentemente, no hay comprensión.
El tono, la clave, el tempo, el contorno y los intervalos son elementos de la música, otro lenguaje del sonido, a los cuales les aparejamos significados complejos.
Controla la música y tú controlas el humor del salón.
Ni siquiera un chimpancé puede aplaudir llevando el ritmo de la música. El ritmo consciente es específicamente humano, una función del área de Broca. Tiene sentido, ¿verdad? Esa misma región del cerebro que coordina el diafragma, la laringe, los labios y la lengua de manera que podamos articular los sonidos almacenados llamados “palabras”, también coordina los músculos que nos permiten aplaudir, zapatear y bailar a un ritmo. Los animales no pueden aplaudir a un ritmo por la misma razón que no pueden hablar. No tienen área de Broca.
Imagínate un auditorio de chimpancés aplaudiendo al unísono con la canción Bennie and the Jets de Elton John. Qué horror, ¿verdad?
En todas sus variaciones – iPod, tocador de CD, etc. – un radio es un aparato seleccionador de humor, un sistema de entrega para los sonidos complejos que alteran tan profundamente nuestro humor. ¿Cómo te quieres sentir en este momento? Simplemente aprieta un botón.
Débiles trazas de música flotan
hacia mis oídos en la solitaria noche
palabras casi inaudibles pero familiares
Demasiado familiares quizás, esta vez
Nunca supe lo que había dejado atrás.
Queriendo apagar la radio
sólo alcanzo a subir el volumen
en la esperanza que escuches
y milagrosamente regreses
a cantar cada frase rota conmigo.
Estas primeras frases de Memory Radio de Jenny Leigh fueron escritas en métrica no rimada, también conocido como verso libre. El ritmo en la métrica se logra cuando las palabras se arreglan de manera que se cree un ritmo predecible en su patrón de sílabas con y sin acento.
El ritmo yámbico es suave/duro (x /)
“Me enseñas la Palabra”
El ritmo trocaico es duro/suave (/ x)
“Une vuestros dos caminos”
El ritmo espóndeo es duro/duro (/ /)
“¡Oh mar, no esperes más!”
El ritmo anapesto es suave-suave/duro (x x /)
“y la voz suspendida de mariposas muertas”
El ritmo dáctilo es duro/suave-suave (/ x x)
“Es una tibia mañana”
El ritmo en la métrica es magnético.
“B&B, dos veces bueno.” – Productos B&B
El ritmo en la métrica hace que los slogans se peguen.
El ritmo en la métrica hace que las palabras sean musicales.
“La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido…” – Rubén Darío
Piensa en las sílabas con y sin acento como en golpes duros y suaves de tambor. Utiliza la métrica para tejer ritmo musical en tu mensaje y éste se quedará pegado, así como el pedazo de una canción, en el circuito articulatorio de la memoria de trabajo en el área dorsolateral prefrontal asociativa del cerebro del oyente. Adicionalmente, habrás trasladado tu mensaje del suspicaz hemisferio izquierdo – la mitad del cerebro que interpreta las palabras – hacia el dispuesto-a-todo hemisferio derecho, responsable de interpretar la música.
El hemisferio derecho del cerebro no es suspicaz. De hecho, no diferencia entre el bien y el mal, lo cierto de lo falso, o la realidad de la fantasía. Hmm. Esto podría ser útil…
Una última cosa: Siempre he querido ver una valla publicitaria desplegando los botones gigantes de la radio de un automóvil. Sobre esos botones están las palabras: “¿Cómo Te Quieres”, y bajo los botones: “Sentir En Este Momento?”
Apuesto a que haría que millones de conductores encendieran sus radios.
¿Pero qué sé yo?
Roy H. Williams
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