
Eso fue lo que me dijo mi madre cuando yo era un niño. Cuando ella vio mi cara de sorpresa, continuó:
“A las personas que ganan mucho dinero, les pagan de acuerdo al peso de la responsabilidad que llevan y la calidad de las decisiones que toman.”
Secundario únicamente con respecto al dolor, el peso de la responsabilidad es la carga más pesada que puede llevar una persona. Comparada con ellas, una pala llena de tierra se siente tan liviana como plumas en un día de viento.
Cuando te fuerzan a escoger entre dos males, no le causa ninguna felicidad a una buena persona escoger el mal menor. Pocas personas se ven afectadas, pero el dolor de las que sí va a ser real.
Una persona que no se siente herido por el dolor que ellos causan en otros es un sociópata.
La autoridad es poder y el poder es atractivo. Despoja el oropel. Escarba lo brillante y vas a ver que la autoridad es simplemente un traje elegante. Te lo pones cuando estás a punto de infligirle dolor a alguien.
Cada persona buena en autoridad tiene cicatrices en su corazón, recuerdos del dolor que saben que les han causado a otros. A los sociópatas no les importa el dolor de otros. Ellos ansían la autoridad porque son débiles y sus trajes elegantes les permiten hacer como que son fuertes.
Las cosas se ponen feas cuando un sociópata tiene poder.
“En la alquimia del alma de un hombre, casi todos los atributos nobles — valor, honor, amor, esperanza, fe, obligación, lealtad, etc. — pueden ser transmutados en ser despiadado. La compasión por sí misma se separa del tráfico contínuo entre el bien y el mal procedentes de nuestro interior. La compasión es la anti-toxina del alma: allí en donde hay compasión, hasta el impulso más ponzoñoso permanece relativamente inofensivo.”
– Eric Hoffer, “Reflexiones acerca de la condición humana” (1973)
Una persona con autoridad que carece de compasión es una persona muy pequeña que lleva Cuando era un joven, yo admiraba la listura. Pero he vivido los años suficientes y he llorado las suficientes lágrimas para ver ahora el mundo de forma distinta. Ahora, admiro lo bueno. Este cambio de perspectiva me ayudó a entender lo que Viktor Frankle escribió en su libro “El hombre en búsqueda del sentido”.
“La libertad es tan sólo una parte de la historia y la mitad de la verdad… de hecho, la libertad corre el riesgo de degenerar en una simple arbitrariedad salvo que sea vivida en términos de responsabilidad. Es por eso que recomiendo que la Estatua de la Libertad en la costa este sea suplementada por una Estatua de la Responsabilidad en la costa oeste.”
Viktor Frankl fue un médico, psicólogo y sobreviviente del Holocausto. Estuvo encarcelado en cuatro campos de concentración distintos: Theresienstadt, Auschwitz donde fue asesinada su madre, Dachau y luego Türkheim.
Viktor Frankl creía en la libertad, pero se rehusaba a verla como una licencia para hacer cualquier cosa que uno quisiera. Para él, la libertad sin responsabilidad era un idea idiota.
Isabella Bird era una mujer bien educada que dejó la Inglaterra victoriana para explorar el mundo en 1854.
Cuando ella llegó a los Estados Unidos en 1873, compró un caballo y cabalgó sola más de 800 millas hacia Colorado. En su libro “La vida de una dama en las Montañas Rocosas” (1879), Isabella escribió:
“En los Estados Unidos, el todopoderoso dólar es la verdadera divinidad y su veneración es universal. ‘La listura’ es la cualidad mejor vista. El chico que ‘se las arregla’ haciendo trampa en sus lecciones es felicitado por ser un ‘chico listo’ y sus padres satisfechos le auguran que va a ser un ‘gran hombre’.”
“Un hombre que se aprovecha de su vecino, pero que lo hace de tal manera que la ley no lo puede aprehender, se gana una reputación envidiada de ‘hombre listo’ y las historias de su especie de ‘listura’ se cuentan con admiración alrededor de todos los hogares. La listura es simplemente la primera etapa de la estafa y el estafador listo que evade o desafía al débil y frecuentemente administra corruptamente las leyes de los Estados, provoca admiración sin medida entre las masas.”
Estos son los pensamientos de la gente que ha vivido muchos años y ha llorado muchas lágrimas.
Te ofrezco estos pensamientos simplemente como alimento para reflexionar.
Roy H. Williams