Mi consejo si eres un líder

Mi consejo si eres un líder

Liderazgo = Energía + Dirección
Dirección = Visión + Valentía
Por lo tanto, los líderes son personas de Energía, Visión y Valentía.
Si eres una persona de energía, visión y valentÍa:
(1.) Me he fijado que las personas como tú frecuentemente son rodeadas de deambulantes que están buscando a un líder. Es difícil hacer dinero cuando te estás tropezando con cachorros que se juntan a tus pies. Resiste la tentación de convertirte en un líder de pensamientos. Ah, lo olvidaba. La nueva palabra es “influencer”. No te conviertas en uno.
(2.) No te conviertas en un guardia de zoológico. Cuando te encuentras entre personas de energía, visión y valentía como tú, no trates de “manejar” a estas criaturas no domesticadas. Los guardias de zoológico disminuyen la energía, empañan la visión y castigan la valentía. Nunca vas a conocer a un guardia de zoológico con dinero.
(3.) Cuando veas energía acumulada, visión sin explorar y valentía sin miedo, conviértete en el amigo que salva a esa persona de su cautiverio. Contrátalos. Abre sus grilletes. Dales poder, dales aliento, suéltalos.
(4.) Sé el líder que da visión y dirección a otros líderes y alienta a esos líderes a hacer lo mismo. Modela el comportamiento correcto. Lidera con el ejemplo. Reparte la felicidad.
(5.) Tu vida está a punto de volverse muy interesante.
ANEXO: Antes que te pongas muy ansioso mientras buscas a otros cambia-mundos como tú, le pedí a Albert Bandura que comparta sus palabras de advertencia contigo:
“No nos confundamos al fallar en reconocer que hay dos clases de auto-confianza — una es una característica de la personalidad y la otra viene del conocimiento de un tema. No le suma ningún crédito particular al educador que ayude a encontrar la primera si no construye la segunda. El objetivo de la educación no es la producción de tontos con auto-confianza.”
— Albert Bandura, Auto-Eficacia: el ejercicio del control, pág. 65
Que no te atraigan los tontos con auto-confianza.
El oropel y el brillo se paran con orgullo bajo las luces, pero el oro verdadero se encuentra rodeado de lodo.
¡SORPRESA! Hace diecisiete años, el Mago grabó un memo que me recuerda al que compartió hoy, así que viajé en el tiempo al 5 de noviembre del 2007 y lo traje para ti. — Indy Beagle
Yo pensaba que Bill Clinton era un buen presidente por la misma razón que pensé que Ronald Reagan era bueno; ambos eran excelentes Porristas Principales. Sus políticas, personalidades y carácteres eran distintos, pero cada uno tenía una habilidad similar para mantener las cosas bajo control.
Cada organización tiene un Porrista Principal. Su tarjeta de presentación usualmente dice “gerente”. El trabajo del Porrista Principal es mantener a los aventados talentosos, a los sicopantes arrimados, a los chillones que hacen excusas, a los lunáticos con ojos de locos y a los paranóicos conspiradores, todos encaminados en la misma dirección. Ellos tienen que hacer que todos sientan que todo va a estar bien.
¿De verdad hay personas que pueden hacer este trabajo?
Lanzado a la parte onda a mis 26 años, posiblemente yo era el peor gerente en asumir ese puesto. Pero a lo largo de los años, he tenido la oportunidad de observar a los excelentes y me he fijado en una característica inusual pero recurrente:
Los gerentes excelentes rara vez son excelentes en algunas de las cosas que gerencian.
Los entrenadores buenos son buenos no porque ellos hayan sido superestrellas, sino porque ellos saben cómo despertar a la estrella que duerme en cada uno de los jugadores a su alrededor.
Los gerentes excelentes no te enseña fotos de sus propias vacaciones. Te piden ver las fotos de las tuyas y les hace felices ver que te la pasaste de maravilla.
Los gerentes que cambian vidas buscan cosas qué alabar en su gente, sabiendo que toma siete toques positivos para recobrarse de una reprimenda negativa.
Piénsalo. Si siete de cada ocho veces que nos encontramos a nuestro jefe recibimos un comentario auténtico y afirmante, un poco de noticias felices o un pedazo invaluable de percepción, nos encanta ver a nuestro gerente acercándonos en el pasillo. Pero si nuestros encuentros con el gerente nos dejan desinflados, descorazonados o asustados, nuestros corazones se caen cuando los vemos venir.
¿A tu gente le encanta verte venir?
Si no, comienza a buscar cosas que alabar. Mantén tu proporción de comentarios positivos siete veces más alto que los negativos y pronto van a comenzar a sonreír cuando te vean venir. Esta nueva actitud y confianza van a llevar a nuevos niveles de productividad y todo porque tú confiaste en que ellos podían e hiciste que ellos también lo hicieran.
Los gerentes excelentes nunca tienen miedo de contratar a personas mejores que ellos mismos.
Cada una de las 217 veces que David Ogilvy abrió una nueva oficina para Ogilvy y Mather, él dejaba un set de muñequitas rusas en el escritorio de nuevo gerente. Cuando el gerente quitaba la tapa de la más grande de estas muñecas con forma de bolos de boliche, se encontraban con una muñeca más pequeña adentro. Esto continuaba hasta que el gerente llegaba a la muñeca más pequeña y sacaba de su interior una nota que parecía venir de una galleta de la fortuna:
“Si cada uno de nosotros contrata a alguien más pequeño que nosotros mismo, nos convertiremos en una compañía de enanos, pero si cada uno de nosotros contrata a gente más grande que nosotros mismos, nos deberíamos convertir en una compañía de gigantes.”
– David Ogilvy
Ahora camina por el pasillo y encuentra a la súperestrella durmiente disfrazado de paranóico conspirador.
Durante cada uno de los 21 días siguientes, alaba a esa persona cada vez que los veas tomar una buena decisión. Luego prepárate para conocer a un empleado completamente nuevo en el día 22.
Que no te sorprenda si tienen el mismo nombre que el paranóico conspirador que solía apestar el lugar.
Ve. Te espera el pasillo.
– Roy H. Williams

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