¿Estás seguro que quieres ser famoso?

¿Estás seguro que quieres ser famoso?

Un amigo rotó mi cerebro hacia el tema de la fama.
Él dirigió mis ojos hacia una nueva dirección cuando dijo: “¿Te acuerdas de aquella cosa que me enviaste hace 10 o 15 años?”
Le puse los ojos en blanco de la misma forma que hubieras hecho tú.
Él continuó: “Era aquella cosa que escribió Leonard Pitts acerca de ‘el Hombre’”.
Lo recobré de la base de datos de Citas Aleatorias del MondayMorningMemo.com, le di mi teléfono y le dije que lo leyera en voz alta. Cuando terminó, nos reímos juntos como dos niños pequeños que escucharon a alguien tirarse un pedo en la iglesia.
Aquí está:
“No tengo nada en contra de la fama. Yo mismo soy famoso. De alguna manera. Ok, no tan famoso como Will Smith. O Ellen DeGeneres. Está bien, ni siquiera tanto como Marilu Henner.
Soy la clase de famoso que vuela a una ciudad para dar un discurso a esa subcategoría menguante de estadounidenses que todavía leen los periódicos y que, durante esa hora, te tratan como un rockstar, aplaudiendo, acercándose mucho, pidiendo autógrafos.
Luego se termina. Pasas por el aeropuerto al día siguiente y nadie te voltea a ver. Otra vez eres un Don Nadie.”
Dave Barry me contó esta historia una vez acerca de Mark Russel, el satírico político. Parece ser que Russell hizo su show en donde llenó el salón y obtuvo una ovación de pie. Él fue El Hombre. Luego, en el hotel, El Hombre tiene hambre, pero el único lugar para comer es un McDonald’s al otro lado de la calle. La puerta de enfrente está cerrada, pero el autoservicio sigue abierto. Así que él se para allí. Un carro se le pone detrás. El conductor toca la bocina y grita: “¡Excelente show, Mark!”
La morajela de la historia es que un cierto nivel de fama — llámalo el nivel de una celebridad menor — viene con una toma de realidad incluida. Un minuto, eres lo mejor de Milwaukee. Al otro, estás parado detrás de un Buick esperando ordenar un Bic Mac.”
– Leonard Pitts, 14 de enero, 2008
Hay algo en reírte con un amigo que se anida en tu corazón y les da una nueva dirección a tus pensamientos.
Me desperté la mañana siguiente pensando acerca de la fama y lo fácil que viene y va.
Pensé en Bill Cosby y Jim Bakker y Jimmy Swaggart. Y luego mi computadora me dijo que “Joe el Plomero” había muerto.
¿Recuerdas a Joe el Plomero? Él se convirtió en una celebridad en el 2008 cuando le hizo una pregunta a Barack Obama. Y luego me pegó: Andy Warhol era un pintor, pero lo que la gente recuerda más de él fue el comentario colorido acerca de cada persona que recibe sus “15 minutos de fama”.
Pude sentir el tren en marcha de la curiosidad agarrando aviada en mi mente, así que tuve que decidir rápidamente si agarrarme a la baranda, impulsarme adentro y ver a dónde me llevaba, o pasarme el resto del día lamentando haberme perdido la oportunidad.
No quise vivir el lamentación, así que agarré la baranda y fui levantado hacia el vagó ruidoso y traqueteante.
Cuando mis ojos se acostumbraron al polvo y la media luz, encontré las siguientes 19 declaraciones grabadas en las paredes de madera del vagón. Estas declaraciones estaban firmadas por Marilyn Monroe, Johnny Depp, Erma Bombeck, Tony Bennett, Emily Dickinson, John Wooden, Gene Tierney, Jack Kerouac, George Michael, Eddie Van Halen, Sinead O’Connor, Fran Lebowitz, Michael Huffington, Lord Byron, Arthur Schopenhauer, Michelle Pfeiffer, Clive James, Robert Louis Stevenson y Davy Crockett.
Pero no en ese orden. No te voy a decir quién dijo qué, porque no quiero que tus reacciones sean influenciadas por tus recuerdos de esas personas.
“La riqueza es como el agua de mar; mientras más tomamos, más sedientos quedamos; y lo mismo es cierto de la fama.”
“La fama es la sed de la juventud.”
“No confundas la fama con el éxito. Madonna es la primera; Helen Keller es la segunda.”
“La fama viene y va. Hay que apuntarle a la longevidad.”
“La fama es como el caviar, sabes — está bien tener caviar pero no cuando lo tienes que comer cada comida.”
“No soy lo suficientemente estúpido para pensar que puedo aguantar con otros 10 o 15 años de exposición mayor. Creo que esa es la mayor tragedia de la fama… Gente que simplemente está fuera de control, que está perdida. Yo he visto tantos de ellos y no quiero ser otro cliché.”
“La riqueza, la belleza y la fama son transitorias. Cuando ellas se van, poco queda salvo la necesidad de ser útil.”
“El talento es dado por Dios. Sé humilde. La fama es dada por el hombre. Sé agradecido. La arrogancia es dada por ti mismo. Sé cauteloso.”
“Cuando los chicos me preguntan cómo se siente ser un rockstar, yo les digo que me dejen en paz. Yo no soy un rockstar. No lo hago por la fama. Yo lo hago porque me gusta tocar.”
“Soy tímido, paranóico, la palabra que quieras utilizar. Detesto la fama. He hecho todo lo que puedo por evitarla.”
“Una vida sin fama puede ser una buena vida, pero la fama sin una vida no es vida para nada.”
“La fama es una maldición… fue la peor fase de mi vida, lo que estoy agradecido con Dios que no debo volver a pasar.”
“¡La fama es como un cerdo rasurado con la cola engrasada y es sólo cuando se ha deslizado entre las manos de miles que algún tipo, por pura suerte, la agarra!”
“Cuando morimos nuestro dinero, fama y honores van a carecer de sentido. No somos dueños de nada en este mundo. Todo lo que creemos poseer, en realidad sólo se nos presta hasta nuestra muerte. Y en nuestro lecho de muerte, al momento de morir, nadie sino Dios puede salvar nuestra alma.”
“Si la fama me perteneciera, no la podría escapar; si no lo hiciera, el día más largo se me pasaría en la persecución y la aprobación de mi perro me abandonaría en ese momento. Mi cojera descalza es mejor.”
Si un hombre ama la labor de su profesión, a parte de cualquier inquietud de éxito o fama, los dioses lo ha llamado.”
“Primero que nada, claro y simple, no tienes ninguna idea real de lo que significa ser famoso hasta que eres famoso. Es una espada de dos filos. Obviamente hay muchas cosas maravillosas acerca de la fama, pero también hay muchas cosas retadoras.”
“Andy Warhol hizo más famosa a la fama.”
“¿La fama? Es como los viejos periódicos danzando en el viento.”
No te escribí hoy para advertirte acerca de la seducción titilante de la fama escurridiza.
Te escribí para alentarte a agarrarte rápido a la baranda de la curiosidad donde sientas que ese vagó traqueteante, bullicioso y medio iluminado está comenzando a agarrar aviada en tu mente.
¡Súbete al vagón traqueteante de la curiosidad! No importa a dónde te lleve, siempre es un viaje maravilloso.
Ese es mi consejo para ti.
Roy H. Williams

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